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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Apocalipsis»
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Mensaje 30

EL ARREBATAMIENTO DE LOS CREYENTES

(2)

I. EL ARREBATAMIENTO DE LOS VENCEDORES

C. Los hechos

1. El uno será tomado y el otro será dejado

  En Mt. 24:39-42 vemos el hecho del arrebatamiento. Los versículos 40 y 41 dicen: “Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en el molino; la una será tomada, y la otra será dejada”. Aquí vemos dos hermanos en el campo y dos hermanas moliendo en un molino. Un hermano y una hermana son tomados, y los otros dejados. Algunos en nuestro medio, especialmente los jóvenes, aman al Señor y piensan que no tienen que preocuparse por su vida diaria. Pero en estos versículos vemos dos hermanos trabajando en el campo y dos hermanas moliendo en un molino. Ambas expresiones tienen que ver con la comida. Mientras vivamos en la tierra no podemos hacer a un lado la necesidad de comer. Tenemos que trabajar para poder comer. Así que si usted verdaderamente ama al Señor, debe comprender que mientras lo ama a El, tiene que ganarse su propio sustento. Mientras dos están en el campo trabajando para obtener su sustento, uno es tomado, y el otro dejado. Externamente ellos son iguales, pero internamente son diferentes. Si lee el contexto, verá que uno vela y está preparado, mientras que el otro no. Uno de ellos está preparado, y el otro no está velando.

2. El hijo varón es arrebatado para Dios

  El hecho del arrebatamiento de los vencedores, también se halla en Apocalipsis 12:5. Este versículo dice: “Y ella dio a luz un hijo varón, que pastoreará con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado a Dios y a Su trono”. Observe que el hijo varón no es arrebatado a los aires, sino al trono de Dios. El trono de Dios está en el tercer cielo. Este arrebatamiento sucederá antes de los tres años y medio de la gran tribulación (12:6, 14).

3. Los ciento cuarenta y cuatro mil son las primicias para Dios y el Cordero

  El hecho del arrebatamiento se encuentra también en 14:1-5, donde leemos sobre los ciento cuarenta y cuatro mil que vienen a ser las primicias para Dios y el Cordero. Puesto que ellos son las primicias, no son llevados al aire, sino a la casa, el templo, de Dios en los cielos. Los ciento cuarenta y cuatro mil serán arrebatados a Sion en los cielos, antes de que el anticristo obligue a la gente a adorarlo a él durante la tribulación.

  Los hechos relacionados con al arrebatamiento de los vencedores son innegables. Los que estaban en el campo y las que estaban en el molino van a ser tomados antes que los demás; el hijo varón es arrebatado al trono de Dios antes de los tres años y medio, y las primicias son tomadas antes de la cosecha. Nadie puede decir que la cosecha será recogida al mismo tiempo que las primicias. Como el capítulo catorce lo indica claramente, las primicias son arrebatadas primero, y la cosecha después.

D. La hora

  Consideremos el momento en que sucederá el arrebatamiento de los vencedores. De acuerdo con Apocalipsis 3:10, se producirá antes de “la hora de la prueba”. Más aún, el capítulo doce indica que el hijo varón será arrebatado al trono de Dios antes de los tres años y medio, esto es, antes de la gran tribulación (12:5-6, 14, 17). Además, los ciento cuarenta y cuatro mil, las primicias, estarán de pie en el monte de Sion antes de que las fuerzas del anticristo obliguen a la gente a adorarlo a él y su imagen durante la gran tribulación (14:1-5, 9-12). Si usted lee detenidamente el capítulo catorce, verá que después de que las primicias son tomadas al monte de Sion que está en el cielo, en la tierra el anticristo erigirá su imagen en el templo y obligará a la gente a adorarla. No puede uno argumentar al respecto, a menos que no crea lo que dice la Biblia. Si creemos lo que la Biblia dice, tenemos que reconocer que algunos creyentes serán arrebatados al tercer cielo, no a los aires, antes de que el anticristo persiga al pueblo de Dios.

E. El lugar

1. En pie delante del Hijo del Hombre

  Los vencedores serán arrebatados y llevados ante el Hijo de Dios en los cielos (Lc. 21:36). Cuando sean arrebatados los vencedores, Cristo todavía no habrá salido del cielo para venir a los aires, mucho menos a descender a la tierra. Los vencedores que han escapado de la trampa del diablo, estarán en pie delante del Hijo del Hombre en los cielos.

2. Son arrebatados al trono de Dios

  Según lo indica 12:5, el hijo varón será arrebatado al trono de Dios en los cielos. Pienso que la mayoría de los cristianos sabe que 1 Tesalonicenses 4 habla de que aquellos que estén vivos y permanezcan en la tierra serán arrebatados a los aires. Aquí vemos que el hijo varón será arrebatado al trono de Dios que está en los cielos.

3. De pie en el monte de Sion

  El hecho de que las primicias estarán de pie en el monte de Sion en los cielos también prueba que el lugar al cual serán arrebatados los vencedores es los cielos. Todos estos versículos indican que los vencedores no serán arrebatados a los aires, sino al tercer cielo. De manera que, con respecto a la hora y el lugar, el arrebatamiento de los vencedores es absolutamente diferente del arrebatamiento de la mayoría de los creyentes.

F. Las condiciones

1. Orar y velar siempre

  Veamos ahora las condiciones para el arrebatamiento de los vencedores. Nos referimos con esto a los términos y al precio que tenemos que pagar para poder tener parte en este primer arrebatamiento. Ante todo, debemos orar y velar en todo tiempo (Lc. 21:36). Velar y orar siempre no significa que solamente oremos y no trabajemos ni durmamos ni comamos; quiere decir que mientras trabajamos, tenemos un espíritu de oración y que constantemente oramos. Para orar constantemente no tenemos que dejar de trabajar. Si usted no puede orar mientras trabaja, entonces su oración no debe de ser muy genuina; es posible que sea un rito y una actividad religiosa. La mejor oración consiste en que mientras uno está ocupado trabajando, acude constantemente al Señor con un espíritu viviente. Esta es una oración verdadera y genuina. Todos podemos orar continuamente. Aun mientras hablo estoy orando. Necesitamos ser personas que oran. Necesitamos ser hombres de oración y tener un espíritu de oración. Necesitamos orar en todo momento. Esto es lo que significa orar siempre.

2. Velar y estar preparados

  La segunda condición es que tenemos que velar y estar preparados (Mt. 24:40-44; Lc. 12:35-40). Debemos decir: “Señor, estoy ocupado trabajando, pero estoy preparado para irme contigo. Señor, aquí estoy limpiando mis cosas y manteniéndolas en orden, pero no quiero vivir aquí para siempre. Estoy listo para que me lleves”. ¿Puede usted decirle esto al Señor? Estar preparado no significa que dejemos de trabajar y no hacer nada. En el siglo pasado algunas personas hicieron esto. Un maestro les dijo que Cristo vendría en cierta fecha. Al oír esto, se bañaron, se vistieron de blanco y no hicieron nada más que orar. Esta no es la manera apropiada de esperar el regreso del Señor. La manera apropiada es llevar una vida normal. La Biblia no dice en ninguna parte que nos bañemos, nos vistamos de blanco y esperemos el regreso del Señor. Al contrario, el Señor Jesús dice que nadie sabe la hora. De la misma manera, dos hermanos estarán trabajando en el campo, para sorpresa de ambos, uno será tomado repentinamente y el otro será dejado.

  No podemos entender la Biblia según nuestros conceptos humanos. Muchos cristianos que esperan la venida del Señor, tienen el concepto de que el Señor viene pronto, y que, por ende, es mejor no hacer nada. Eso no es así, todo depende de una vida normal y del contacto continuo con el Señor en un espíritu viviente. Dígale al Señor: “Señor, no tengo ataduras en la tierra. Estoy preparado para irme en cualquier momento que quieras llevarme”. Esta es la manera de velar y estar listo.

3. Amar la presencia del Señor

  La tercera condición es amar la presencia del Señor. En 2 Timoteo 4:8 Pablo dijo: “Y desde ahora me está guardada la corona de justicia, con la cual me recompensará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman Su manifestación”. Pablo dice que la corona de justicia está reservada para los que aman la venida del Señor. Debemos decirle al Señor: “Señor Jesús, te amo, y amo Tu venida”. En todo caso, amar la venida del Señor no significa que no tengamos que vivir normalmente. Por el contrario, si amamos Su venida, tenemos que vivir hoy más normalmente.

4. Guardar la palabra de Su perseverancia

  Otra condición es guardar la palabra de Su perseverancia (Ap 3:10). Para ser el testimonio de Jesús, debemos guardar la palabra de la Biblia. Pero si hacemos esto seremos perseguidos. A través de los siglos, los santos han sido perseguidos y martirizados por ser fieles a la palabra del Señor. Hoy también nosotros debemos ser fieles a la palabra del Señor. No seguimos tradiciones ni religión. Solamente nos ocupamos de la palabra del Señor, que es la palabra de Su perseverancia. Es por esto que sufrimos persecución. Por eso necesitamos la perseverancia del Señor. Debemos sufrir con perseverancia la persecución que ejecuta la religión. La palabra que guardamos es la palabra de la perseverancia del Señor.

5. Vencer, y guardar las obras del Señor

  Por último, si deseamos ser arrebatados en el primer arrebatamiento, tenemos que vencer el cristianismo degradado y guardar la obra del Señor. En 2:26 el Señor dice a los de Tiatira: “Al que venza y guarde Mis obras hasta el fin, Yo le daré autoridad sobre las naciones”. Nadie puede refutar el hecho de que la Iglesia Católica Romana ha negado las obras del Señor. ¿Qué son las obras del Señor? Primeramente, Su muerte en la cruz. La Iglesia Católica Romana niega esto, porque no enseña a confiar en la muerte del Señor para así ser salvos. Al contrario, enseña a orar a ciertos santos, a donar dinero, a portarse bien, y aun a sufrir. Haciendo esto, los que están en la Iglesia Católica Romana abandonan lo que hizo el Señor en la crucifixión para redimirnos. La Iglesia Católica Romana también niega la resurrección; olvida por completo todo lo que el Señor ha hecho. El catolicismo enseña que si uno da limosnas, un pariente puede reducir su estancia en el purgatorio. Este es un ejemplo de su ignorancia acerca de lo que el Señor hizo en Su resurrección. En la epístola a Tiatira el Señor parece estar diciendo: “Debes vencer el catolicismo y guardar mis obras. Debes guardar todo lo que he hecho por ti. No debes adorar a María; al contrario, debes guardar Mi redención, Mi ascensión y mantenerme dentro de ti. Estas son mis obras. No confíes en tus buenas obras, tus contribuciones, tus oraciones a los santos, tus ayunos ni tus sufrimientos”. No obstante, a pesar de las palabras del Señor, los católicos continúan haciendo a un lado las obras del Señor.

  Debemos vencer el catolicismo diabólico y guardar todo lo que el Señor ha hecho por nosotros. Nunca adoraremos a María. Aunque ella es una hermana, y nosotros hablamos de ella como tal, nunca nos dirigiremos a ella como “Madre María”. Ella no es la madre de Dios, y es terrible aun decirlo. El catolicismo enseña que Cristo es el Hijo de María, pero en la epístola a Tiatira, el Señor Jesús dice que El es el Hijo de Dios (2:18). Puesto que el catolicismo hace a un lado las obras de Cristo, los que estén en él no serán arrebatados antes de la tribulación. Al contrario, de acuerdo con Apocalipsis 17:16, Dios usará al anticristo y sus diez reyes para matar a muchos en la Iglesia Católica Romana. En 2:23 el Señor Jesús dice a los de Tiatira: “A los hijos de ella heriré de muerte”. Por consiguiente, no serán arrebatados. Tenemos que vencer el catolicismo degradado y volvernos a las obras del Señor Jesús, quien murió por nosotros, resucitó, ascendió y vendrá por nosotros. Debemos guardar Sus obras hasta el fin.

II. EL ARREBATAMIENTO DE LA MAYORIA DE LOS CREYENTES

  Ahora llegamos al arrebatamiento de la mayoría de los creyentes.

A. El hecho

  El hecho del arrebatamiento de la mayoría de los creyentes consiste en que “la cosecha es segada” (14:14-16). En 14:1-5 vemos que las primicias son llevadas al monte de Sion en los cielos. En los versículos del 6 al 13 vemos la persecución que sucede bajo el anticristo, el cual erigirá su imagen y forzará a la gente a adorarla. Después de esto, se nos dice que la cosecha está madura. Por lo tanto, de acuerdo con Apocalipsis 14, hay dos clases de arrebatamientos: el arrebatamiento de las primicias y el arrebatamiento de la cosecha.

B. Los que han de ser arrebatados

1. Los santos que son resucitados

  Los santos que son arrebatados con la mayoría de los creyentes son en primer lugar los santos que resucitan (1 Ts. 4:15; 1 Co. 15:23). En 1 Tesalonicenses 4:15 dice que “nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron”. Al sonar la final trompeta, los santos que duermen resucitarán, y junto con los santos que vivan, serán llevados a los aires al encuentro del Señor.

2. Los creyentes que vivan y hayan quedado

  En 1 Tesalonicenses 4:15-17 se habla de los que vivimos, los que hayamos quedado en la tierra. Esta frase implica que habrá algunos que aún vivirán y no permanecerán en la tierra. Si no fuera así, el apóstol Pablo no habría usado la palabra “quedado”; simplemente habría dicho “los que vivamos”. Esto indica que los santos que vivan constituirán dos categorías: los que están vivos y no permanecen en la tierra, y los que están vivos y quedan en la tierra. Los que están vivos y no permanecen en la tierra, son los que ya habrán sido arrebatados. Para entonces algunos de los santos vivos ya habrán sido arrebatados al trono de Dios en el tercer cielo.

C. La hora

1. A la final trompeta

  El arrebatamiento de la mayoría de los creyentes sucederá cuando suene la última trompeta, esto es, al tocarse la séptima trompeta casi al final de la gran tribulación (1 Co. 15:52; 1 Ts. 4:16; Ap. 10:7; 11:14-15). Algunos dicen que la final trompeta de 1 Tesalonicenses 4 y de 1 Corintios 15 no es la séptima trompeta de Apocalipsis 11, sino probablemente una trompeta que se toca para movilizar el ejército judío. Esta es una interpretación extraña. No veo cómo pueden aceptarla, ya que no es una interpretación bíblica. Cuando el apóstol Pablo escribió 1 Corintios 15, habló de la final trompeta. ¿Cree usted que se refería a la última trompeta del ejército judío? ¡Qué absurdo! ¿Dé dónde saca la gente estos conceptos? ¡Qué manera tan errónea de interpretar la Biblia! Algunos propagan esta interpretación debido a que enseñan que todos los santos serán arrebatados antes de la tribulación. Sin embargo, ellos saben que la última trompeta, la séptima, será tocada casi al final de la tribulación. De manera que, para afirmar que todos los santos van a ser arrebatados antes de la tribulación, también tienen que demostrar que la final trompeta, mencionada en 1 Corintios 15 y 1 Tesalonicenses 4, son diferentes de la séptima y última trompeta del libro de Apocalipsis. Ellos se alejan de la verdad de la Biblia, la cual revela que los creyentes en su gran mayoría serán arrebatados al sonar la séptima trompeta, la final trompeta, que se tocará al final de la gran tribulación. Esto es una evidencia de que la mayoría de los creyentes pasará por la mayor parte de la tribulación. Por lo tanto, la enseñanza de que todos los creyentes serán arrebatados antes de la tribulación está en completo desacuerdo con las Escrituras.

2. Después de manifestarse el hombre de pecado, el anticristo

  El arrebatamiento de la mayoría de los creyentes se producirá después de que se manifieste el hombre de pecado, el anticristo (2 Ts. 2:1-4). En 2 Tesalonicenses 2 se nos da una base sólida para afirmar que el arrebatamiento de la mayoría de los creyentes sucederá al final de la gran tribulación. Este pasaje indica que antes de ser arrebatados los santos, se manifestará el hombre de pecado, el anticristo, y se sentará en el templo de Dios, “proclamándose Dios” (2 Ts. 2:4). Esta idolatría se producirá después del arrebatamiento de la mayoría de los creyentes. Cuando los hermanos del grupo de Newton presentaban esos versículos al grupo de Darby, éstos quedaban desconcertados. Darby enseñaba que todos los creyentes serían arrebatados antes de la tribulación, pero el grupo de Newton afirmaba que el anticristo tiene que manifestarse primero, su imagen tiene que ser introducida en el templo, y la gente ha de ser obligada a adorar dicha imagen, antes de que el Señor regrese y los santos sean reunidos con El. Siempre que se menciona este pasaje, quedan en silencio los que enseñan que todos los creyentes serán arrebatados antes de la tribulación.

3. Después de que la bestia, el anticristo, obliga a la gente a adorarlo a él y a la imagen durante la gran tribulación

  El arrebatamiento de la mayoría de los creyentes ocurrirá después de que la bestia, el anticristo, obligue a la gente a adorarlo a él y a su imagen durante la gran tribulación (14:9-16). Esto se revela claramente en el capítulo catorce de Apocalipsis.

4. Después de que Satanás guerrea contra el remanente del pueblo de Dios

  El arrebatamiento se producirá después de que Satanás, el gran dragón, pelee contra el remanente del pueblo de Dios durante la gran tribulación (12:17, 14, 5). Esto acontecerá después del arrebatamiento del hijo varón. De acuerdo con Apocalipsis 12, el hijo varón será arrebatado al trono de Dios antes de los tres años y medio, después de los cuales será arrebatada la mayoría de la descendencia de la mujer. Esto significa que después de ser arrebatado el hijo varón, el remanente de la descendencia de la mujer sufrirá la persecución de Satanás. Así que, la mayoría de los creyentes permanecerá en la tierra y será arrebatada al final de la gran tribulación.

5. Al final de la era

  El arrebatamiento de la mayoría de los creyentes marcará la “consumación del siglo” (Mt. 13:39). La conclusión de la era ocurre al final de la gran tribulación. De acuerdo con Mateo 13:39, éste será el tiempo de cosechar. Cristo vino a sembrar la semilla en el campo a fin de producir una cosecha para Dios. Esta cosecha será recogida cuando concluya la era. Esta edad terminará con los últimos tres años y medio. Comenzando con la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén, se ha determinado un período de setenta semanas. Las primeras sesenta y nueve, se extienden desde el decreto de reconstruir a Jerusalén hasta la crucifixión de Cristo, lo cual comprende un lapso de cuatrocientos ochenta y tres años. Después de la crucifixión, hay un largo intervalo. Finalmente, esta separación se cerrará, y comenzará la última semana, los últimos siete años. La segunda parte de esta última semana será la conclusión de la era del Nuevo Testamento, la cual se extiende desde la crucifixión hasta el final de la gran tribulación. Nadie sabe cuánto tiempo habrá entre la crucifixión de Cristo y el comienzo de la septuagésima semana. Pero Daniel 9 revela claramente que el fin de esta era estará compuesta de los siete años de la última semana. La era llegará a su consumación a la segunda mitad de esos siete años. Casi al final de esos tres años y medio, la mayoría de los santos será arrebatada. Los vencedores serán arrebatados antes de los tres años y medio. La fecha o la hora del arrebatamiento de los vencedores no se conoce, pero el arrebatamiento de la mayoría de los creyentes sí; se nos ha dicho que sucederá al tocarse la séptima trompeta, la cual sonará cerca del fin de la gran tribulación.

D. El lugar

  Veamos ahora el lugar al cual será arrebatada la mayoría de los creyentes. En 1 Tesalonicenses 4:17 se revela que el lugar es “el aire”, y Apocalipsis 14:14-16 indica que será “la nube”. Los vencedores serán arrebatados al trono, a la presencia del Hijo del Hombre en el tercer cielo. Pero en 1 Tesalonicenses 4 se nos dice claramente que la mayoría de los creyentes será arrebatada al aire, y Apocalipsis 14 revela que la cosecha será segada y llevada a la nube. En ese entonces, Cristo ya no estará envuelto en la nube, sino que estará sentado sobre la nube en el aire.

E. La condición

  La condición para que se produzca el arrebatamiento de la mayoría de los santos es que la cosecha esté madura. Apocalipsis 14:15 dice: “Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete Tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura”. Por consiguiente, la madurez es la condición necesaria para que la mayoría de los creyentes sea arrebatada.

III. OTROS DOS ARREBATAMIENTOS

  Además de estas dos clases de arrebatamientos, el de los vencedores y el de la mayoría de los creyentes, se producirán otros dos arrebatamientos: el arrebatamiento de los dos testigos (11:12) y el arrebatamiento de los santos que vencerán a la bestia, su imagen y el número de su nombre (15:2).

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