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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Ezequiel»
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Mensaje 22

EL TEMPLO Y LAS CÁMARAS LATERALES

  Lectura bíblica: Ez. 40:48-49; 41:25-26a

  En este mensaje consideraremos el templo y las cámaras laterales. El templo está compuesto de tres secciones: el vestíbulo, el Lugar Santo (el templo exterior) y el Lugar Santísimo (el templo interior).

EL TEMPLO

  Después que pasamos por el altar, venimos al templo. El templo está compuesto de tres secciones principales: el vestíbulo, el templo exterior, llamado el Lugar Santo, y el templo interior, llamado el Lugar Santísimo. Además, hay una sección adyacente que Ezequiel llama las cámaras laterales. Las cámaras laterales rodean la totalidad del edificio del templo. Por tanto, el templo está compuesto de tres secciones y una sección adyacente.

El vestíbulo

  Comencemos con la primera parte principal del templo, el vestíbulo.

Las gradas

  Diez peldaños conducen al vestíbulo (40:49). Ahora podemos ver que el complejo del templo tiene tres niveles: el primer nivel en el atrio exterior, el segundo nivel en el atrio interior y el tercer nivel en el templo. El piso del templo está en el tercer nivel. Debemos recordar que la calle afuera del muro está en un nivel incluso inferior al del atrio exterior. Si contamos a partir de la calle afuera del muro del complejo del templo, hay cuatro niveles, con la calle como primer nivel, el atrio exterior como segundo nivel, el atrio interior como tercer nivel y el piso del templo como cuarto nivel. Esto nos da cierta idea de la elevación del templo.

  Esto también indica que cuánto más profundamente nos internemos en el templo, más alto nos elevaremos. Cuando estamos afuera del muro, nos encontramos en el nivel más bajo; pero cuando entramos y progresamos hacia adentro, nos elevamos cada vez más alto. Cuando vamos de la calle al atrio exterior, tenemos que ascender siete peldaños; cuando vamos del atrio exterior al atrio interior, tenemos que ascender otros ocho peldaños; y cuando vamos del atrio interior al templo, tenemos que ascender diez peldaños adicionales. Esto nos muestra que el templo se encuentra a veinticinco peldaños por encima del nivel de la calle.

  Aunque tenemos que subir veinticinco peldaños para ir del nivel de la calle al nivel del templo, ascendemos apenas quince codos de altura. Podemos calcular esto debido a que los diez peldaños que conducen al templo equivalen a la altura de la plataforma del templo. En 41:8 Ezequiel dice que él vio la plataforma elevada del templo, la cual medía seis codos de altura. Esto equivale a la altura de los diez peldaños. La plataforma, que mide seis codos de altura, es la base de todo el edificio del templo así como de sus cámaras laterales. La altura de los diez peldaños equivale a seis codos. Por tanto, los veinticinco peldaños que van desde el nivel de la calle hasta el nivel del templo deberán medir un total de quince codos.

  Una vez más, los números son significativos. Veinticinco es cinco veces cinco, lo cual indica responsabilidad dentro de la responsabilidad. Quince es cinco veces tres, lo cual indica la responsabilidad sobrellevada por el Dios Triuno en resurrección. Al poner estas cosas juntas, podemos ver que la manera de ascender más y más alto en el templo es por medio de la responsabilidad dentro de la responsabilidad sobrellevada por el Dios Triuno en resurrección. Aparte del Dios Triuno que sobrelleva responsabilidad en resurrección, nos es imposible ascender cada vez más alto.

Las dos columnas

  De las gradas procedemos a las dos columnas. Debemos distinguir entre las columnas y los postes del templo (41:21). Los postes son cuadrados, mientras que las columnas son circulares. Si bien se da a conocer las medidas de los postes, no se nos da a conocer las medidas de las columnas. El hecho de que Ezequiel no revele la medida de las columnas indica que éstas deben de ser ilimitadas. Por tanto, estas columnas representan a Cristo como Testigo de Dios que lleva sobre Sí la casa de Dios con fortaleza ilimitada e inconmensurable.

  Ahora venimos al vestíbulo mismo. Ezequiel 40:48 dice: “Me llevó al vestíbulo de la casa, y midió cada poste del vestíbulo, cinco codos por un lado y cinco codos por el otro; y la anchura de la puerta era de catorce codos, más las cavidades laterales de la puerta, tres codos a un lado y tres codos al otro”. Aquí tenemos dos postes que miden cinco codos cada uno. Puesto que el número cinco indica responsabilidad y el número dos indica testimonio, el significado de estos dos postes es responsabilidad en el testimonio. Nuevamente, el número tres representa al Dios Triuno en resurrección.

  La altura del vestíbulo es de veinte codos, y la entrada del vestíbulo es de catorce codos. Como hemos visto, el número catorce está compuesto ya sea de siete veces dos o de diez más cuatro. El siete representa compleción, el dos representa testimonio, el diez representa plenitud y el cuatro representa a las criaturas. Por tanto, el vestíbulo significa que las criaturas portan un testimonio completo en plenitud.

  Un punto adicional con respecto al vestíbulo es que éste sirve de antesala. Esto hace que el templo sea un lugar asequible. En la vida de iglesia también debemos tener una antesala que facilite el ingreso de las personas. Esto significa que debemos tener una atmósfera que nos permita alcanzar a otros y facilite que las demás personas se acerquen a nosotros y tengan contacto con nosotros. Tal antesala hace que la iglesia sea de fácil acceso y nos permite recibir a otros y mantenerlos con nosotros. Además de hacer que el templo sea asequible, el vestíbulo o antesala es un lugar que nos permite serenarnos, acercarnos y prepararnos para entrar al templo mismo.

El templo exterior

  Después que pasamos a través del vestíbulo, entramos en el templo exterior. La entrada al templo exterior mide diez codos (41:2). La primera entrada, la entrada al vestíbulo, mide catorce codos; pero la segunda entrada, la entrada al templo exterior, mide diez codos. Esto indica que cuanto más progresamos internamente, más estrecha se hará nuestra senda. Como veremos, la entrada al templo interior es incluso más estrecha, pues mide seis codos. Según 41:2, hay cinco codos a cada costado de las puertas; esto indica responsabilidad en testimonio.

  La longitud del templo exterior es de cuarenta codos, y su anchura es de veinte codos, con lo cual tiene un total de ochocientos codos cuadrados. El número ochocientos indica cien veces resurrección. Los números cuarenta y veinte son múltiplos de cinco. Veinte es cuatro veces cinco, y cuarenta es ocho veces cinco. El número cinco se compone de cuatro (la criatura) más uno (el único Dios) y representa al hombre que recibe la gracia de Dios para sobrellevar responsabilidad. El número ocho significa resurrección. Por tanto, al estar compuesto de ocho veces cinco, el número cuarenta representa la suma del hombre como criatura de Dios y de Dios en resurrección a fin de producir algo que tiene una forma perfecta y completa.

Las entradas

  La entrada al templo interior tiene seis codos de ancho (41:3). Como hemos visto, esto nos muestra que cuanto más avanzamos hacia adentro, más estrecha se vuelve la entrada. Si estamos afuera del vestíbulo, no tenemos restricción alguna. Cuando entramos al vestíbulo, tenemos cierto grado de restricción. Esta restricción no es muy estrecha, pues el vestíbulo todavía tiene catorce codos de ancho. Sin embargo, cuando pasamos del vestíbulo al templo exterior, la entrada se reduce a diez codos. Finalmente, cuando avanzamos más y llegamos al templo interior, la entrada se reduce a seis codos. Con base en nuestra experiencia espiritual sabemos que cuanto más nos acercamos al Señor, más somos restringidos por Él. Si somos negligentes y descuidados, esto es señal de que estamos lejos de la presencia del Señor. Cuanto más nos acercamos al Señor, más restringidos estaremos.

El templo interior

  Del templo exterior procedemos al templo interior. Ezequiel 41:3 dice: “Luego entró al templo interior y midió cada poste de la entrada, y tenían dos codos, la entrada tenía seis codos; y la anchura a los dos lados de la entrada, siete codos”. Una vez más, los dos codos, que es la medida del poste de la puerta, indican testimonio.

  El versículo 4 nos dice que el templo interior es un cuadrado de veinte codos. El Lugar Santísimo en el tabernáculo era un cuadrado (Éx. 26), y el Lugar Santísimo en el templo edificado en la buena tierra también era un cuadrado (2 Cr. 3:8). El muro de la casa (Ez. 41:5) mide seis codos, por lo cual representa la humanidad del Señor Jesús. La humanidad del Señor Jesús provee a la morada de Dios la fortaleza para permanecer erguida. En el tabernáculo, las tablas de madera de acacia que permanecen erguidas también representan la humanidad del Señor Jesús (Éx. 26:15). Ahora debemos ver que el muro del templo en Ezequiel también representa la humanidad de Jesús. El Señor Jesús, como ser humano apropiado, es el muro que sustenta el edificio de Dios y hace que éste permanezca erguido.

  El número veinte está compuesto de cuatro veces cinco. Los veinte codos cuadrados, el área del templo interior, equivalen a cuatrocientos codos, esto es, cien veces cuatro. Cinco veces cuatro (veinte codos) que se convierte en cien veces cuatro representa a Dios en la criatura, donde la criatura es la morada de Dios. Cuando nosotros, seres creados que hemos recibido la gracia de Dios, nos hayamos compenetrado hasta ser una sola entidad y hayamos sido perfectamente cuadrados —con lo cual llegamos a ser una unidad de cien veces cuatro—, entonces Dios habrá obtenido Su morada entre nosotros.

LAS CÁMARAS LATERALES

  En los costados del templo, al sur, al oeste y al norte, están las cámaras laterales. Estas cámaras laterales tienen tres pisos, y en cada piso hay treinta cámaras, con lo cual suman un total de noventa cámaras laterales. Si consultamos el gráfico 4 en la página 268, veremos que el muro del templo tiene tres secciones. El muro del primer piso tiene seis codos de ancho, el muro del segundo piso tiene cinco codos de ancho y el muro del tercer piso tiene cuatro codos de ancho. Debido a que están puestos uno encima del otro, se produce un zócalo de un codo sobre el cual se apoyan las vigas de las cámaras laterales. La viga del segundo piso de las cámaras laterales es puesta sobre el primer zócalo, y la viga del tercer piso de las cámaras laterales es puesta sobre el segundo zócalo.

  A medida que las cámaras laterales que rodean la casa aumentan en altura, también aumentan en anchura. El piso más bajo de las cámaras laterales tiene cuatro codos de ancho, el segundo piso de las cámaras laterales tiene cinco codos de ancho y el tercer piso de las cámaras laterales tiene seis codos de ancho. Sin embargo, la anchura del templo continúa de manera recta hacia arriba sin alteraciones. A medida que las cámaras están más arriba, también se hacen más amplias. Esto indica que a medida que ascendemos con el Señor, somos hechos más amplios en términos de nuestra experiencia. A medida que progresamos hacia adentro, ascendemos más alto, y a medida que ascendemos más alto, somos hechos más amplios. Debido a que las cámaras laterales en el primer piso tienen un ancho de cuatro codos, ellas nos representan a nosotros como criaturas de una manera general. Pero a medida que llegamos a ser más elevados y más amplios, nosotros, que somos el número cuatro, nos convertimos en el número cinco que sobrelleva alguna responsabilidad. Después, a medida que avanzamos cada vez más alto y nos hacemos cada vez más amplios, nos convertimos en el número seis, esto es, el hombre apropiado según fue creado por Dios al sexto día. Esto indica que en lo referente a las medidas seremos iguales al Señor Jesús, quien es el muro. Esto revela que solamente ser una criatura y solamente asumir alguna responsabilidad no es suficiente; tenemos que convertirnos en seres humanos apropiados portadores del número seis.

  Según Ezequiel 41:8, alrededor de la casa hay una elevación, que es una plataforma, o base, sobre la cual el templo y todas las cámaras laterales fueron construidos. Esta elevación medía seis codos de alto, lo cual representa nuevamente la humanidad del Señor Jesús. Por tanto, la humanidad del Señor Jesús es el fundamento, la base y el muro.

Son la plenitud del templo

  La hermosura de este templo estriba en las cámaras laterales. Si las cámaras laterales fuesen quitadas, el templo sería demasiado simple y no tendría hermosura.

  Estrictamente hablando, el templo representa a Cristo. Aunque Cristo y la iglesia son iguales en naturaleza, el templo se refiere a Cristo mismo mientras que las cámaras laterales, la plenitud del templo, representan a la iglesia como plenitud de Cristo. En Efesios 1:23 vemos que la iglesia, el Cuerpo de Cristo, es Su plenitud. Si no hubiera cámaras laterales para el templo, el templo carecería de plenitud. Las noventa cámaras laterales en los tres pisos expresan la plenitud del templo. Quitar estas cámaras sería despojar al templo de su plenitud. Así como las cámaras laterales son la hermosura del templo, también la hermosura de Cristo es la iglesia, el Cuerpo, como Su plenitud.

  En la descripción que Ezequiel hace del edificio santo de Dios, él menciona con frecuencia el número treinta. Hay treinta cámaras en el pavimento, treinta ventanas en las puertas y los postes en las puertas tienen treinta costados. Todos estos números indican que podemos disfrutar a Cristo únicamente en la medida en que lo hayamos experimentado, y que podemos expresar a Cristo únicamente en la medida en que lo hayamos disfrutado.

  Las cámaras laterales tipifican a la iglesia como plenitud de Cristo, Su expresión. Las treinta cámaras laterales cuya finalidad es la expresión, se basan en las treinta cámaras cuya finalidad es el disfrute. No podemos expresar a Cristo más de lo que lo hayamos disfrutado. Podemos expresar a Cristo únicamente en la medida en que le hayamos disfrutado. Nuestro disfrute de Cristo, con el tiempo, llega a ser la plenitud, la expresión, de Cristo.

Representan al Dios Triuno en resurrección

  Que las cámaras laterales estén en tres pisos representa al Dios Triuno en resurrección. Expresamos a Cristo en el Dios Triuno y en resurrección. Cuando estamos en el Dios Triuno —en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu— y cuando estamos en resurrección, expresamos a Cristo con nuestro disfrute de Él. Cuando pasamos por la cruz y entramos en resurrección, estamos en el Dios Triuno, donde disfrutamos el amor del Padre, la gracia de Cristo y la comunión del Espíritu Santo (2 Co. 13:14).

  De las treinta cámaras laterales, doce están en el lado al norte, doce al sur y seis al oeste. Las treinta cámaras laterales también podrían ser divididas en seis grupos de cinco. El número seis representa al hombre creado el sexto día, y el número cinco representa al hombre como criatura que sobrelleva responsabilidades al recibir la gracia de Dios. No sobrellevamos responsabilidades apoyados en nuestras propias fuerzas, sino mediante la gracia de Dios. Esto indica que las cámaras laterales son el resultado de tener a Dios añadido a nosotros para asumir responsabilidades. Las cámaras laterales tienen tres niveles, con treinta cuartos en cada nivel, los cuales están divididos en seis grupos de cinco. Esto indica que estamos en resurrección y en el Dios Triuno, que dependemos de la gracia de Dios para sobrellevar responsabilidades delante de Dios y que, como resultado de todo ello, somos la plenitud, la expresión, del Cristo que disfrutamos.

La pared exterior

  La pared exterior de las cámaras laterales tiene cinco codos de espesor (Ez. 41:9). Aquí el número cinco indica aquellos de nosotros que hemos recibido gracia de Dios y sobrellevamos responsabilidades delante de Dios. Por un lado, la iglesia es una combinación de Dios y el hombre; por otro, la iglesia es también la responsabilidad del hombre delante de Dios. Si los ancianos, los colaboradores y todos los santos no sobrellevan ninguna responsabilidad delante de Dios, no tendremos las cámaras laterales, esto es, la iglesia como plenitud de Cristo. Pero si sobrellevamos responsabilidades juntos, entonces tendremos la plenitud, la expresión, de Cristo. Cuando nosotros, los hombres creados por Dios que han recibido la gracia de Dios, sobrellevemos nuestras responsabilidades y cumplamos nuestra función, entonces tendremos la iglesia como plenitud de Cristo.

LAS VENTANAS CON CELOSÍAS Y LAS PALMERAS

  Ahora consideraremos nuevamente las ventanas con celosías y las palmeras. Ya señalamos que las ventanas con celosías sirven para permitir que entre el aire y la luz así como para bloquear las cosas negativas (41:16). Las ventanas representan a Cristo como Espíritu vivificante. Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad (2 Co. 3:17b). El Espíritu vivificante es libre y está liberado; no obstante, tenemos las celosías. Por un lado, hay libertad; por otro, hay un filtro. Todo cuanto sea celestial, propio de la vida, propio de la luz y propio del aire puro y limpio podrá entrar. Pero todo cuanto sea impuro, maligno y negativo será bloqueado por las celosías, esto es, por el filtro. Es de este modo que Cristo, como Espíritu vivificante, opera dentro de nosotros.

  Las palmeras fueron talladas en las paredes al lado de las ventanas (Ez. 41:18-19). Las palmeras crecen en el desierto y son de hoja perenne en verano y en invierno. Esto indica que ante las pruebas y tentaciones, Cristo es siempre victorioso, pues posee poder y fortaleza imperecederos. La victoria, así como el poder y fortaleza imperecederos, siempre están acompañados de aire y luz. Esto significa que nuestra victoria y poder están relacionados con el Espíritu vivificante. Si disfrutamos al Espíritu vivificante, también disfrutaremos de la victoria, el poder y la fortaleza de Cristo.

EL ESPACIO ADICIONAL

  Ezequiel 41:9 dice que al lado externo de las cámaras laterales quedó un espacio o lugar adicional. Esto representa el excedente de las riquezas de Cristo. Independientemente de cuánto necesitamos de Cristo y cuán abundantemente Él satisface nuestras necesidades, quedará algo adicional. Quedarán doce cestas llenas, como cuando el Señor Jesús satisfizo a los que tenían hambre (Jn. 6). Podríamos decir que el espacio adicional a los tres lados de las cámaras es las doce cestas. El Señor jamás padece escasez, sino que Él es siempre rico al grado de tener algo sobrante. Cristo es siempre abundante, y la gracia de Cristo también es abundante. Cristo y Su gracia son inagotables. No importa cuánto disfrutemos de Él, siempre hay un excedente.

  Los espacios al lado externo de las cámaras laterales que fueron dejados libres medían cinco codos de ancho (Ez. 41:11), la misma medida del espesor de la pared exterior. Una vez más, el número cinco indica que hemos recibido la gracia del Señor, lo cual ha redundado en que sobrellevemos alguna responsabilidad. Aquí debemos ver que independientemente de cuánta responsabilidad sobrellevemos por la gracia de Dios, siempre habrá un excedente de gracia. Cuando sobrellevamos el equivalente a cinco codos de responsabilidad, Dios nos dará cinco codos de gracia a manera de excedente. Mientras cumplimos con nuestra responsabilidad, Dios siempre nos dará abundancia de gracia. Éste es el principio establecido por Dios.

EL ESPACIO ABIERTO

  Entre el espacio adicional afuera de las cámaras laterales y las cámaras santas hay unos espacios abiertos de veinte codos de ancho (v. 10). Estos veinte codos de espacio abierto indican que la gracia de Cristo no es solamente suficiente, sino también rica. El número veinte está compuesto ya sea de diez veces dos o de cinco veces cuatro. Esto indica un testimonio (dos) perfecto (diez) obtenido por la criatura que recibe gracia para sobrellevar responsabilidad completa delante de Dios. Con base en esto podemos ver que el Cristo a quien experimentamos y la gracia que disfrutamos es espaciosa, amplia, rica, plena y con gran excedente.

  Si vemos esto, comprenderemos que después que obtenemos las doce cestas de excedente y damos de comer a otros nuevamente, tendremos muchas más canastas de excedente. Esto se debe a que Cristo es cada vez más rico; Él es inagotable. Cuando disfrutamos de Él una vez, tenemos cinco codos de excedente; cuando le disfrutamos nuevamente, tenemos veinte codos de excedente. Cristo jamás menguará; más bien, Él siempre incrementará más y más. Debido a que Cristo es tan rico, quien lo ministra continúa haciéndose más y más rico a medida que pasan los años.

LAS PUERTAS

  Aunque había noventa cámaras, había únicamente dos puertas. Puesto que no había muchas salidas, esto indica que si bien es fácil ingresar, no es fácil salir. No hay una salida trasera o lateral. Hay muchas ventanas, pero solamente dos puertas; más aún, las puertas dan a los espacios abiertos que habían quedado. Si no hubieran quedado espacios libres, no habría habido manera de abrir la puerta.

  Debemos prestar atención al hecho de que las puertas están abiertas a los espacios que quedaron libres. Si no hubiera espacios libres, no habría puertas y, por tanto, no habría entradas. Esto indica que puede haber una entrada únicamente allí donde hay un excedente de gracia. Si nos sentimos exhaustos en nuestro servicio y apenas logramos vencer, entonces con nosotros no hay excedente de gracia. Como resultado de ello, no hay puerta, no hay entrada. La entrada se basa en el excedente de la gracia. Si vivimos en el Señor, nuestra vida de reuniones y nuestra vida de servicio deberán contar con un espacio abierto, esto es, con un excedente de gracia. Entonces, nos será abierta una puerta que nadie podrá cerrar (Ap. 3:8).

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