
Lectura bíblica: Jn. 14:6-20; Mt. 28:19; 2 Co. 13:14; Hch. 16:7; Fil. 1:19b; He. 9:26, 28; Ro. 6:6; Gá. 5:24; He. 2:14; Jn. 12:31; Ef. 2:15; Col. 1:20; Jn. 12:24; Hch. 13:33; 1 P. 1:3; 1 Co. 15:45; Ef. 1:20-21; Éx. 30:22-31; Jn. 7:39; 2 Co. 3:17; Gá. 3:14; Ap. 2:7; 22:17
En el primer mensaje, tuvimos comunión acerca de la definición de la vida cristiana. Vimos que la vida cristiana es la vida en que los creyentes de Cristo viven a Cristo y le magnifican (Fil. 1:20b-21a). Ésta también es la vida en que los cristianos viven a Cristo y le magnifican corporativamente en su localidad como una iglesia local para ser una expresión local de Cristo como una parte del Cuerpo universal de Cristo. El Cristo, a quien los creyentes expresan en su vivir y a quien magnifican, es el centro de la Trinidad Divina. ¿Por qué decimos que Cristo es el centro de la Trinidad Divina? Por una parte, Él es el centro para expresar al Padre y, por otra, lo es para ser hecho real para nosotros como el Espíritu (Jn. 14:6-20).
Aunque estas dos frases —expresar al Padre y ser hecho real para nosotros como el Espíritu— son breves, son cruciales. Me costó más de cincuenta años llegar a la segunda frase, ser hecho real como el Espíritu. No fue sino hasta los últimos quince años de mi ministerio que comencé a usar esta frase. La frase expresar al Padre no sólo ha sido usada por nosotros, sino también por otros. Muchos teólogos fundamentalistas estarían de acuerdo con el hecho de que Cristo el Hijo es la expresión del Padre. Pero decir que Cristo el Hijo es experimentado o hecho real como el Espíritu nos acarrea una gran batalla. Algunos han dicho que esto es una herejía, pero es la verdad revelada en la santa Palabra. Esta verdad es muy misteriosa. Decir que el segundo de la Trinidad Divina es hecho real para nosotros como el tercero es el mejor entendimiento de la Trinidad Divina.
En este mensaje queremos ver el contenido de la vida cristiana. El contenido de la vida cristiana no es sencillo. Para saber lo que es el contenido de la vida cristiana, tenemos que conocer los sesenta y seis libros de la Biblia. Ahora me gustaría preguntarles: “¿Cuál es el contenido de la vida cristiana?”. El contenido de la vida cristiana es toda la Biblia. Quiero ayudarles a comprender esto de una manera muy sencilla. El primer versículo de la Biblia dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gn. 1:1). El último versículo de la Biblia dice: “La gracia del Señor Jesús sea con todos los santos. Amén” (Ap. 22:21). La Biblia es un solo libro. Comienza con Dios y termina en el Señor Jesús. ¿Son Dios y el Señor Jesús dos o uno? Si se dice que son dos, no es lógico. ¿Cómo puede un libro comenzar con Dios y concluir con otra persona?
La Biblia como el contenido de la vida cristiana es la autobiografía del Dios Triuno. El Dios Triuno ha escrito un relato de Su propia historia, el cual debemos llamar la autobiografía del Dios Triuno. ¿Quién es Dios? ¿Qué es Dios? ¿Qué ha hecho Dios, qué está haciendo y qué va a hacer? ¿Dónde estaba Dios, dónde está Dios y dónde Dios estará? Hay una sola autobiografía que habla acerca de Dios, y esta autobiografía es el contenido de la vida cristiana. Por eso, el contenido de la vida cristiana de ninguna manera es sencillo.
Cuando era muy joven, leí el Antiguo Testamento, incluyendo a los profetas menores. Pero no le dediqué mucho tiempo a estudiar estos profetas menores. En el próximo entrenamiento de verano de 1992, tendremos un estudio-vida de los profetas menores. Hay doce profetas menores, pero abarcaremos once de ellos porque ya hablamos de Zacarías. Recientemente estuve laborando en los bosquejos del libro de Oseas. Oseas es un libro muy difícil de leer; la mayor parte está en forma de poesía. Los versículos del 4 al 7 de Oseas 7 hablan de los símbolos de un horno y un hornero. Estos símbolos son muy difíciles de entender e interpretar. Comparto esto con ustedes para que podamos comprender que la Biblia no es sencilla. Es muy elevada, muy profunda e insondable. La Biblia es una autobiografía, y no una historia. No es un libro recopilado de doctrinas y enseñanzas teológicas. La Biblia es una autobiografía de una persona maravillosa: el Dios Triuno procesado y consumado. Esta persona maravillosa incluye muchas cosas.
El Dios Triuno procesado y consumado es revelado en Juan 14:6-20. Estos quince versículos son el propio centro de esta autobiografía divina. Nos llevan al centro de la persona cuya autobiografía es la Biblia. Basados en estos quince versículos, decimos que Cristo es el centro de la Trinidad Divina, que expresa al Padre y es hecho real para nosotros como el Espíritu. Aprendí de otros que el Hijo expresa al Padre. Pero no aprendí de otros que el Hijo es hecho real para nosotros como el Espíritu. Descubrí esto en la revelación divina de las Escrituras.
Nuestra vida cristiana es una persona. Su autobiografía es nuestra biografía. La Biblia es la autobiografía del Dios Triuno, y es también nuestra biografía desde antes de que la experimentemos. Pero después de que la experimentamos, llega a ser para nosotros nuestra autobiografía. En nuestra vida cristiana, todos nosotros escribimos nuestra autobiografía. La escribimos al copiar lo que está escrito en la autobiografía de Dios. Finalmente, la autobiografía del apóstol Pablo simplemente era la Biblia.
El Dios Triuno, una persona maravillosa, es el contenido de nuestra vida cristiana. Él existe desde la eternidad hasta la eternidad, sin comienzo ni fin. Como el Eterno, Él creó el universo y al hombre. Después de crear al hombre, Él permaneció inmutable por cuatro mil años. Un día en el tiempo, entró en un “túnel” largo para pasar por un proceso. Aquel túnel largo, es decir, aquel proceso largo, duró un poco más de treinta y tres años y medio.
Después de pasar por tal proceso, Él llegó a ser diferente. Antes de esos treinta y tres años y medio, Él sólo era divino y no humano. Pero después de esos treinta y tres años y medio, Él llegó a ser tanto divino como humano. En otras palabras, antes de ese proceso, Él sólo era Dios y no hombre. Pero después de tal proceso, Él era tanto Dios como hombre. Así que, cierto elemento le fue añadido, y ese elemento era la humanidad.
Antes de Su encarnación, Dios tenía divinidad, pero no tenía humanidad. Fue en la encarnación que adquirió la humanidad y se la puso. En Su resurrección llevó consigo esta humanidad y la elevó para hacer de ella una humanidad divina. Ahora en Su ascensión, Él es tanto divino como humano, y tiene tanto divinidad como humanidad. Éstos son los elementos básicos de Su persona, y estos elementos básicos y personales son el contenido básico de la vida cristiana.
En Su proceso, Dios pasó por la encarnación y también experimentó una vida que duró más de treinta y tres años. Nadie puede comprender el vivir humano misterioso de este Dios-hombre. Él era el mismo Dios Triuno, Elohim (Gn. 1:1, heb.), quien creó el universo y vino para adquirir humanidad y vivir en la tierra en esa humanidad durante treinta y tres años y medio. ¿Quién puede imaginar eso? La mayoría de los cristianos nunca ha dedicado tiempo a meditar en el vivir humano de Dios. Tenemos que considerar este asunto importante. Dios se hizo hombre y vivió en Su humanidad en la tierra continuamente por treinta y tres años y medio. Durante ese periodo, Él nunca se fue. Hoy en día tomamos vacaciones, pero Él nunca tomó vacaciones en Su vivir humano. Su vivir humano es un gran elemento de lo que Él es hoy.
Muchas personas se mudan durante su vida, pero el Señor Jesús vivió treinta y tres años y medio en la pequeña área de Palestina. Esto es muy significativo. Vivir en un solo lugar sujeto a cierto ambiente hace que uno sea cierta clase de persona. Después de vivir en la tierra por treinta y tres años y medio, Dios llegó a ser muy particular. Él vivió entre muchas personas extrañas. Esas personas extrañas lo rodearon todo el tiempo. Él habló con ellos y les trató de cierta manera. Pedro y los otros discípulos eran extraños. ¿No somos nosotros extraños también? Creo que todas esas personas extrañas le ayudaron a ser “moldeado de nuevo”. No podemos negar que después de vivir en la tierra por treinta y tres años y medio, Él espontáneamente se añadió otro elemento, es decir, el elemento del vivir humano. Que Dios viviera entre personas extrañas por treinta y tres años y medio, es algo muy significativo.
Después de pasar por el vivir humano, Él entró en la muerte. La muerte fue un corto segmento del túnel largo de Su proceso, pero Él realizó mucho en este corto segmento. Él resolvió el problema que tenemos con el pecado (He. 9:26) y nuestros pecados (v. 28). Él puso fin a nuestro viejo hombre (Ro. 6:6), a nuestra carne (Gá. 5:24), a toda la vieja creación (Col. 1:20), a Satanás (He. 2:14), al mundo (Jn. 12:31) y a las ordenanzas (Ef. 2:15). En el linaje humano hay muchas ordenanzas. Los japoneses, los chinos y los estadounidenses tienen sus ordenanzas o costumbres peculiares. Estas ordenanzas son las maneras de vivir y adorar. Estas costumbres también incluyen el acento que tienen al hablar. Aun hoy en día muchos queridos hermanos de Texas no pueden evitar el acento sureño. La primera vez que oí “y’all” [pronunciado “iol”, regionalismo de ese estado] fue cuando visité por primera vez el estado de Texas. Además, en los Estados Unidos la gente del sur les dice “yanquis” a los del norte. Éste es un ejemplo de las ordenanzas que existen entre la gente. Por supuesto, hoy en día por la gracia del Señor y también por la soberanía del Señor, todos nosotros estamos aquí en los Estados Unidos. Los Estados Unidos son famosos por ser una “crisol de razas”. Pero muchas personas han vivido aquí por muchos años, y los Estados Unidos no han tenido éxito en “fundirlos”.
Le doy gracias al Señor porque entre nosotros en el recobro no hay mucha discriminación racial. Pero no me atrevo a decir que haya sido eliminada completamente de nosotros. Es una vergüenza que exista entre nosotros alguna distinción de culturas o razas. En Colosenses 3:10-11 Pablo nos dijo que en el nuevo hombre no hay lugar para ninguna persona natural, sino que Cristo es el todo y en todos. En el nuevo hombre no hay japoneses ni estadounidenses ni griegos ni judíos ni chinos, etc. La palabra de Pablo en Colosenses 3 significa que en el nuevo hombre no hay lugar para que exista ninguna persona natural. Pero es posible que en nuestra mentalidad todavía mantengamos lugares para yanquis, para tejanos, para japoneses o para chinos.
Puede ser que aun hoy en día clasifiquemos a los hermanos. En nuestra mentalidad hay muchos lugares para personas naturales. Tal vez pensemos que cierto hermano es un tejano y otro un yanqui, y otro del centro del país y otro del noroeste. Para nosotros otros hermanos son californianos, y en California hay californianos del norte, californianos del centro y californianos del sur. Esta actitud y sentir de clasificar a los hermanos está equivocada. Según Efesios 2:15, Cristo ha abolido todas las ordenanzas por medio de Su muerte.
En Su muerte todo-inclusiva, Cristo también llevó a cabo una obra positiva. En esta obra Él, como grano de trigo, liberó la vida divina que estaba en Él (Jn. 12:24). La vida divina estaba escondida en Su cáscara humana. La cruz quebrantó Su cáscara humana y la vida divina que había en Él fue liberada. Su muerte fue una muerte que liberó la vida. La muerte de Adán es oscura, pero la muerte de Cristo es resplandeciente. Según la autobiografía divina, Su muerte todo-inclusiva también ha llegado a ser un elemento de Su ser. Después de esta muerte, Él entró en Su resurrección maravillosa con Su ascensión.
Hoy en día Él es una persona todo-inclusiva, el Dios Triuno procesado y consumado. Él tiene divinidad, humanidad, vivir humano, una muerte todo-inclusiva y una resurrección todo-inclusiva. Tenemos que sumar estos cinco elementos: divinidad, humanidad, vivir humano, la muerte todo-inclusiva y la resurrección todo-inclusiva. Cuando son sumados equivalen al Dios Triuno procesado y consumado que tenemos hoy. Éste es nuestro Dios, nuestro Redentor, nuestro Salvador, nuestro Señor, nuestro Amo, nuestra Cabeza, nuestra realidad, nuestra vida, nuestro vivir y nuestro todo. Si alguien nos pregunta quién es nuestro Dios, debemos decirle todo esto.
Mi Dios es un compuesto. Está compuesto de divinidad, humanidad, vivir humano, una muerte todo-inclusiva y una resurrección todo-inclusiva, para ser mi Dios, mi Redentor, mi Salvador, mi Señor, mi Amo, mi Cabeza, mi realidad, mi vida, mi vivir y mi todo. ¡Éste es mi Dios! Entonces, les pregunto: “¿Dónde está su Dios?”. Este Dios tan maravillosamente compuesto, ahora mismo está en nosotros. También se está mezclando con nosotros para hacernos exactamente igual a Él en vida, en naturaleza, en elemento y en esencia, mas no en la Deidad. Todos tenemos que ver esto; así tendremos una visión todo-inclusiva acerca del contenido de la vida cristiana.
Les animaría a considerar detenidamente esta breve comunión. Muchos libros cristianos no están en la línea central de la economía neotestamentaria de Dios. No hacen que se escriban las “biografías cristianas” según la autobiografía del Dios Triuno. Ni siquiera nosotros mismos entendemos muy claramente lo que es la vida cristiana. Por esto es que tengo la carga de hablar sobre la vida cristiana. El contenido de la vida cristiana es el Dios Triuno procesado y consumado. Ser consumado es ser completado. Esto es ser forjado con algo hasta que haya una compleción, una realización del cumplimiento de tal obra.
El Dios Triuno como el contenido de nuestra vida cristiana comprende la divinidad de Dios en Su Trinidad Divina: el Padre, el Hijo y el Espíritu (Mt. 28:19; 2 Co. 13:14). Él también incluye la humanidad del Dios-hombre Jesús en Su encarnación (Hch. 16:7; Fil. 1:19b).
El Dios Triuno procesado y consumado está compuesto de la muerte de Cristo que todo lo resuelve y le da fin a todo (He. 9:26, 28; Ro. 6:6; Gá. 5:24; He. 2:14; Jn. 12:31; Ef. 2:15; Col. 1:20; Jn. 12:24). Sería útil recordar estas referencias bíblicas. Hebreos 9:26 se refiere a la solución del problema del pecado. Cristo se ofreció una vez para resolver el problema del pecado. Luego Hebreos 9:28 dice que la muerte de Cristo resolvió el problema de nuestros pecados. Romanos 6:6 dice que nuestro viejo hombre ha sido crucificado con Cristo. Luego Gálatas 5:24 nos dice que la muerte de Cristo crucificó nuestra carne y sus deseos. Hebreos 2:14 dice que la muerte de Cristo destruyó a Satanás, y Juan 12:31 dice que Su muerte juzgó al mundo. Efesios 2:15 es el versículo donde se dice que la muerte de Cristo abolió todas las ordenanzas. Estas ordenanzas no sólo incluyen aquéllas establecidas por nosotros los seres humanos, sino también las que fueron ordenadas por Dios. Todas las ordenanzas fueron quitadas por Cristo en la cruz. Colosenses 1:20 además revela que la muerte de Cristo tomó cuidado de todas las cosas creadas. Por medio de Su muerte, todas las cosas creadas que se habían perdido fueron traídas de nuevo a Dios y reconciliadas con Dios. Estos versículos muestran que la muerte de Cristo terminó con todas las cosas negativas del universo. Juan 12:24 es un versículo que habla del lado positivo de la muerte de Cristo, diciéndonos que Cristo como el grano único cayó en la tierra para morir y producir muchos granos. Ésta es la muerte que produce vida.
El Dios Triuno procesado y consumado también está compuesto de la resurrección de Cristo que todo lo produce (Hch. 13:33; 1 P. 1:3; 1 Co. 15:45). ¿Qué fue lo que se produjo en la resurrección de Cristo? Primero, Cristo fue producido como el Hijo primogénito de Dios. En segundo lugar, Su resurrección produjo los muchos hijos de Dios como miembros que constituirían el Cuerpo de Cristo, la iglesia. Finalmente, en Su resurrección se produjo el Espíritu vivificante. Hechos 13:33 muestra que Cristo como el Hijo unigénito de Dios nació de nuevo en la resurrección para ser el Hijo primogénito de Dios. Luego 1 Pedro 1:3 nos revela que nosotros, los creyentes de Cristo, nacimos en la resurrección de Cristo para ser los muchos hijos de Dios. Finalmente, 1 Corintios 15:45 nos revela que Cristo, el postrer Adán, llegó a ser el Espíritu vivificante en Su resurrección. Así que, la resurrección de Cristo produjo estas tres cosas principales: el Hijo primogénito de Dios, los muchos hijos de Dios como miembros de Cristo que constituyen Su Cuerpo, la iglesia, y el Espíritu vivificante. Ésta es la razón por la cual digo que ésta es la resurrección que todo lo produce.
El Dios Triuno procesado y consumado también está compuesto de la ascensión de Cristo que todo lo trasciende (Ef. 1:20-21). Hay muchas cosas que son negativas para nosotros como cristianos. Todos los ángeles caídos que están en el aire son negativos para nosotros. Pero la ascensión de Cristo venció y sojuzgó todas estas cosas negativas. En Su ascensión, Él lo trascendió todo, subiendo de la tierra y pasando por el aire para llegar al tercer cielo muy por encima de todo. Así que, podemos ver que los elementos del Dios Triuno procesado y consumado incluyen Su muerte que todo lo resuelve y le da fin a todo, Su resurrección que todo lo produce, y Su ascensión que todo lo trasciende. Cristo como el centro de la Trinidad Divina ha llegado a ser un compuesto de Su muerte, resurrección y ascensión.
Esta persona compuesta es tipificada por el santo ungüento compuesto mencionado en Éxodo 30:22-31. El ungüento compuesto no era simplemente aceite; era un ungüento. Al aceite de oliva como elemento básico se le añadían, formando un compuesto, cuatro especias: mirra, canela, cálamo y casia. Los mensajes del ciento cincuenta y siete al ciento sesenta y seis del Estudio-vida de Éxodo tratan de la verdad acerca del ungüento compuesto. Les animo a que lean o estudien estos mensajes. Todos los elementos más todos los números relacionados con el ungüento compuesto representan la divinidad, la humanidad, el vivir humano, la muerte y la resurrección de Cristo. Algunos maestros de la Biblia reconocieron que el ungüento compuesto era un tipo del Espíritu Santo. Pero ningún maestro de la Biblia nos ha dado un análisis del ungüento compuesto en todos sus aspectos. En nuestro propio estudio vimos que el aceite de oliva tipifica al único Dios, la mirra tipifica la muerte preciosa de Cristo, la canela tipifica la dulzura y eficacia de la muerte de Cristo, el cálamo tipifica la resurrección preciosa de Cristo, y la casia tipifica el poder repelente de la resurrección de Cristo. Hoy en día nuestro Dios es el Dios compuesto.
Comencé a hablar de esto a partir de 1954. En un entrenamiento en Hong Kong en aquel año, dije que en el Espíritu está la muerte y la resurrección de Cristo. Recibí ayuda del capítulo 5 de la obra maestra de Andrew Murray llamado The Spirit of Christ [El Espíritu de Cristo], donde él recalca que hoy en día el Espíritu incluye tanto divinidad como humanidad. Desde que llegué a los Estados Unidos, esta visión del Espíritu según es tipificado por el ungüento compuesto, se ha hecho más y más clara. Creo que hoy esta revelación está en su punto culminante, su “mediodía”.
Todo el contenido, todos los elementos, del Dios Triuno procesado y consumado han sido compuestos y han llegado a su consumación para ser el Espíritu todo-inclusivo. Este Espíritu todo-inclusivo es el Dios Triuno consumado, la consumación del Dios Triuno, por medio de la muerte y resurrección de Cristo (Jn. 7:39; 1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17; Gá. 3:14; Ap. 2:7; 22:17). Juan 7:39 dice que aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado. En aquel entonces en los Evangelios, el Espíritu Santo estaba allí, el Espíritu de Dios estaba allí, mas no el Espíritu. Esto se debe a que Cristo no había sido aún glorificado. Esto significa que Cristo todavía no había pasado por Su muerte para entrar en Su resurrección. Jesús fue glorificado al ser resucitado (Lc. 24:26). En 1 Corintios 15:45 se nos revela que Cristo, el postrer Adán, llegó a ser el Espíritu vivificante en Su resurrección. En 2 Corintios 3:17 se nos dice que el Señor es el Espíritu, y Gálatas 3:14 dice que este Espíritu todo-inclusivo, el Espíritu, es la bendición del evangelio neotestamentario. La bendición del evangelio no es simplemente la redención, el perdón de pecados, la justificación, la regeneración o la salvación. La bendición del evangelio es una persona, el Espíritu todo-inclusivo como la consumación del Dios Triuno procesado y consumado.
El Espíritu todo-inclusivo y la muerte todo-inclusiva de Cristo y Su resurrección todo-inclusiva, han llegado a ser los tres elementos principales por los cuales los creyentes de Cristo viven la vida cristiana para la vida de iglesia. Por lo tanto, para conocer la vida cristiana, tenemos que conocer estos tres elementos.