Si guardamos Cristo y nos asimos de Él como Aquel que es la suma total de los mandamientos de Dios (véase la nota Dt. 8:31), seremos fortalecidos y alentados para avanzar a fin de tomar posesión de Cristo (vs. 8, 24), o sea, ganarle (Fil. 3:8); nuestros días serán prolongados en Cristo (vs. 9, 21); los ojos de Dios estarán sobre nosotros a fin de cuidarnos y bendecirnos con Su presencia (v. 12); disfrutaremos de la lluvia celestial, el regar efectuado por el Espíritu, y cosecharemos a Cristo (vs. 14-15); y amaremos a Dios, andaremos en Sus caminos y nos asiremos de Él (vs. 18-22).