Aquí la ley se refiere al Pentateuco, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, que fueron escritos por Moisés. Para gobernar al pueblo, el rey primero tenía que ser instruido, gobernado, regido y controlado por la palabra de Dios. Este mismo principio se aplica a los ancianos en las iglesias. Para poder administrar la iglesia, los ancianos tienen que ser reconstituidos con la palabra santa de Dios (1 Ti. 3:2; 5:17). Como resultado, estarán sujetos al gobierno de Dios, serán regidos y controlados por Dios. Entonces, espontáneamente, Dios estará presente en sus decisiones, y los ancianos podrán representar a Dios al atender a los asuntos de la iglesia. Esta clase de administración es una teocracia (véase la nota Dt. 16:181).
