Al aconsejar a los jóvenes, el escritor les insta a esforzarse, durante su juventud, por disfrutar de su vida humana a la luz del juicio de Dios (Ec. 12:14 y la nota) a fin de quitar toda irritación de su corazón y apartar el mal de su carne (vs. 9-10). Además, les aconseja acordarse de su Creador mientras son jóvenes y no vacilar en practicar esto hasta la vejez (Ec. 12:1).