Alude a Cristo, quien es el dueño de casa.
Alude a Cristo, quien es el dueño de casa.
Al hablar Pedro con el Señor en Mt. 19:27, tenía una mentalidad netamente comercial, según el principio de las obras, y no de la gracia. En la respuesta que el Señor le dio, indicó enfáticamente que Su recompensa a quienes lo siguieran no corresponde a valores comerciales sino a Su deseo y gracia. Para obtener el reino de los cielos, los discípulos debían dejarlo todo y seguir al Señor; pero lo que Él les iba a dar como recompensa sería mucho más de lo que ellos merecían. No corresponde, entonces, a los principios comerciales sino al beneplácito del Señor. Esto es un incentivo para Sus seguidores.
Ésta fue la tercera vez que el Señor les reveló a Sus discípulos que iba a morir. La primera fue en Cesarea de Filipo, antes de Su transfiguración (Mt. 16:13, 21). La segunda fue en Galilea, después de Su transfiguración (Mt. 17:22). Esta tercera vez fue en camino a Jerusalén. Esta revelación era una profecía, completamente ajena al concepto natural de los discípulos; sin embargo, se cumpliría literalmente en todos sus detalles.
Ésta fue la respuesta enfática que el Señor dio a Pedro, lo cual indica que el Señor le había dado lo que él pensaba que merecía. Pero el Señor tiene el derecho de dar el mismo salario a los últimos obreros que contrató, según Su propio deseo, en conformidad con la gracia y no con las obras. Esto deshizo la mentalidad natural y comercial de Pedro, y corrigió su concepto.
Se refiere al trato que el Señor hizo con Pedro en Mt. 19:27-29.
Lit., compañero, socio.
Con la frase uno de ellos, sin duda el Señor se refería a Pedro.
El concepto natural de Pedro, el cual representa el concepto de todos los creyentes, era comercial; no conocía el deseo ni la gracia del Señor.
No sabían de Ro. 9:14-15, 20. No hay injusticia en el Señor. Él tendrá misericordia de quien tenga misericordia. ¿Quiénes eran ellos para altercar con el Señor?
Estos primeros obreros incluyeron a Pedro, quien hizo un trato con el Señor en Mt. 19:27-29.
Esto va en contra del concepto natural y comercial. Indica que el salario pagado a los últimos obreros no corresponde a su trabajo, sino al deseo del Señor de la viña, el cual se basa en Su gracia.
Las seis de la tarde, lo cual denota el fin de la era de la iglesia.
Incluso cerca del fin de la era de la iglesia el Señor seguirá llamando.
Fuera del reino de Dios, ningún ser humano es empleado por Dios.
Las cinco de la tarde, lo cual denota la quinta parte de la era de la iglesia. Asimismo en el v. 9.
Las tres de la tarde, lo cual denota la cuarta parte de la era de la iglesia.
Al mediodía, lo cual denota la parte intermedia de la era de la iglesia.
En este libro acerca del reino, el Señor siempre se mantuvo en la posición de hombre. Aunque el reino de los cielos está constituido de la vida divina, se lleva a cabo en la esfera humana.
Esta palabra indica que todo aquel que no labora en el reino de los cielos está desocupado en el mundo.
La plaza es el mundo.
Tiempo hebreo; así también en Mateo, Marcos, Lucas y Hechos. Son las nueve de la mañana, lo cual denota la segunda parte de la era de la iglesia.
Véase la nota Jn. 6:71. Aquí el denario denota la recompensa que el Señor ofreció a Pedro en el trato que hizo con él en Mt. 19:27-29.
Se refiere al contrato que el Señor hizo en Mt. 19:27-29.
La viña es el reino.
Los obreros son los discípulos.
Aquí la mañana significa a las seis de la mañana, y denota la primera parte de la era de la iglesia, cuando Cristo vino para llamar a Sus discípulos a que entraran en el reino.
Cfr. nota Mr. 7:222.
Los postreros son los obreros contratados por la tarde, y los primeros son los que fueron contratados temprano. En cuanto al trabajo, los primeros anteceden a los postreros, pero en cuanto a recibir la recompensa, los postreros llegan a ser los primeros. De este modo el Señor hace que los postreros sean primeros y los primeros postreros.
Juan y Jacobo.
Si pedimos ser sentados en el trono en el reino, tenemos que estar dispuestos a beber la copa de sufrimiento. Sufrir la cruz es el camino para entrar en el reino (Hch. 14:22). La petición egoísta de la madre de Juan y Jacobo brindó al Señor la oportunidad de revelar el camino para entrar en el reino.
El Señor en Su posición de hombre, estaba totalmente sujeto al Padre; Él no asumió ningún derecho a hacer nada aparte del Padre.
Véase la nota Mt. 20:261.
Lit., alma; vida del alma.
El título de realeza de Cristo usado por los hijos de Israel. Véase la nota Mt. 15:222.