El libro de Ester nos provee un relato vívido de cómo el Dios que se esconde, el Dios de Israel, cuidó secretamente de Sus elegidos que sufrían opresión durante su dispersión y salvó públicamente a Sus elegidos que eran perseguidos durante su cautiverio. El punto crucial de este libro es que el mismo Dios que escogió a Israel —los descendientes de Abraham— como Su pueblo elegido, después de entregarlo al cautiverio a las naciones gentiles, se convirtió para ellos en el Dios que se esconde a fin de cuidarlos secretamente y salvarlos públicamente mientras actuaba en secreto (Is. 45:15). Por esta razón, este libro no menciona el nombre de Dios incluso en pasajes donde sería de esperarse (Est. 4:3, 16).
El relato del libro de Ester reviste crucial importancia con relación a los siguientes asuntos:
1) el cumplimiento del llamado hecho por Dios a Abraham con miras a darle una tierra, darle una descendencia (un pueblo) y convertirlo en bendición para todas las naciones (Gn. 12:1-3; 22:17-18);
2) el cumplimiento de la promesa dada por Dios mediante Moisés de que después de entregar a Israel al cautiverio, Él continuaría cuidando de ellos (Dt. 4:27-31);
3) el cumplimiento de la oración hecha por Salomón el día de la dedicación del templo en el sentido de que Dios cuidaría de Sus elegidos durante su cautiverio (1 R. 8:46-53);
4) el mantenimiento de la línea genealógica de Cristo mediante la supervivencia de Israel durante su cautiverio a fin de que Cristo fuese introducido en el linaje humano y
5) el mantenimiento de un pueblo que poseyera la Tierra Santa, la cual serviría de base para que Cristo regrese a establecer Su reino sobre la tierra.