Amón y Moab eran hermanos nacidos de Lot, el sobrino de Abraham (Gn. 11:31), a través de las dos hijas de Lot (Gn. 19:30-38). Por tanto, Amón y Moab eran parientes de Israel. Según este relato, Amón se sintió feliz cuando el santuario de Dios (que tipifica al Cristo encarnado que fijó tabernáculo en la tierra como morada de Dios, Jn. 1:14) fue profanado, cuando la buena tierra (que representa a Cristo con todas Sus riquezas y quien es la gracia dada al pueblo de Dios, Col. 1:12) fue asolada y cuando la casa de Judá (que representa a la iglesia, He. 3:6) iba al destierro. Los amonitas representan a quienes aborrecen a Cristo, la gracia de Dios y la iglesia.