El medio siclo representa la primera vez que gustamos del Espíritu, el anticipo del Espíritu, lo cual nos garantiza el pleno disfrute venidero (Ro. 8:23; 2 Co. 1:22; Ef. 1:13-14). Puesto que el número diez significa plenitud o compleción (p. ej., los Diez Mandamientos, que expresan plenamente las exigencias de Dios), los diez siclos indican que la función divina que hemos recibido del Espíritu es completa, y no parcial (1 Co. 12:4-11).