Jacob era un suplantador muy astuto, pero Labán era aún más sagaz que Jacob. Esto fue dispuesto soberanamente por Dios. Todo cuanto Labán hizo para engañar y “exprimir” a Jacob (Gn. 31:7, 40-42), además de la competencia, la envidia y la pugna que se produjo entre las esposas de Jacob con respecto a tener hijos (Gn. 29:31-35; 30:1-24), fue usado por Dios en Su soberanía para tratar con la manera natural de ser de Jacob a fin de transformarlo. La historia de Jacob nos muestra que Dios dispone soberanamente todo aspecto del entorno de Sus escogidos a fin de llevar a cabo Su obra de transformación en ellos (Ro. 8:28-30).
 
     
             
     
     
     
                     Búsqueda
        Búsqueda
     
                     
                     
                     
                    