Las naciones son usadas por el enemigo de Dios para turbar al pueblo escogido de Dios e impedir que Dios lleve a cabo Su economía; por tanto, Dios se ve obligado a venir a juzgarlas. Todos estos juicios resultan en una sola cosa, esto es, la venida de Cristo.
El juicio de Jehová sobre las naciones consistió en destruir a Babilonia valiéndose del ejército de los medos (vs. 3-4, 17-19; 14:22-23; 21:2, 9a; Dn. 5:30-31) debido a que Babilonia había destruido cruelmente a muchas naciones (Is. 14:5-6, 16-17) y tenía muchos ídolos (Is. 21:9b). Aunque fue Asiria, no Babilonia, la primera nación en causar problemas a Dios en Su economía (Jer. 50:17), a los ojos de Dios todas las naciones, incluyendo Asiria, forman parte de Babilonia, la cual Dios consideró como la cabeza de la gran imagen humana descrita en Dn. 2:32, 37-38.