La reacción de Jehová ante la degradación de Israel redunda en que Israel se vuelve a Jehová (Is. 24:14-16a; Is. 25:1, 4-5, 9; 26:8-9) y retorna a la Tierra Santa con miras a la restauración (vs. 1-4, 15, 19; 24:23; 25:6-7; 27:2-9, 12-13).
Is. 13:8; Jer. 4:31; 6:24; 13:21; 30:6; Mi. 4:9-10; 5:3; Gá. 4:19; Ap. 12:1-2
El aumento de la nación equivale al aumento del número de personas, y extender los límites equivale a ensanchar el territorio. En la restauración, la Tierra Santa se extenderá desde el Mediterráneo hasta el Éufrates (Dt. 11:24 y la nota).
Debido a que Israel se había tornado rebelde, Dios usó a las naciones para disciplinarlos. Pero las acciones que las naciones tomaron en contra de Israel fueron excesivas; ellas se extralimitaron, sobrepasando los límites puestos por Dios. Al suponer que ellos eran los señores y actuar como si fueran el amo, las naciones se extralimitaron; por tanto, Dios las juzgó y castigó (vs. 5, 14, 21; 24:21-22; 25:2-3; 27:1).
La disciplina que Dios aplicó a Israel y Su juicio sobre las naciones que cometieron excesos en sus acciones contra Israel, redundan en tres cosas:
1) Israel es traído de regreso a Dios,
2) las cosas creadas son restauradas y
3) es introducido el Cristo todo-inclusivo.
Cuando Israel se vuelva a Dios ocurrirá la restauración de todas las cosas; luego, será introducido el Cristo todo-inclusivo. Éste es el principio rector de la profecía de Isaías, en especial de los primeros treinta y nueve capítulos.
Mientras el Señor nos disciplina, debemos esperar por Él en la senda de Sus juicios a fin de aprender la lección que nos dará. Los juicios de Dios siempre nos enseñan lecciones en justicia (v. 9).