Véase la nota Jer. 21:21a. Poco después que Nabucodonosor subió al poder como rey de Babilonia, atacó a Judá, se llevó algunas de las vasijas del templo y llevó cautivos a un número de personas (2 Cr. 36:6-7; Dn. 1:1-6). En su profecía, Jeremías le anunció al pueblo los males, las calamidades, que les sobrevendrían, y les aconsejó arrepentirse y volverse a Dios.