Que Jehová castigara a Israel con una sequía (Jer. 3:3a) era una maldición que le sobrevino a Israel por haber quebrantado el pacto de Dios (Dt. 11:17; 28:23). Ello significó que cesara el suministro celestial de Dios para la tierra. Esto tuvo lugar durante el tiempo de Elías (1 R. 17:1) y sucederá nuevamente en el futuro (Ap. 11:6a; Zac. 14:17-18).