Jonás fue tragado por un gran pez y luego fue vomitado por él (Jon. 2:10) a fin de que la salvación de Dios fuese propagada a los ninivitas gentiles. Jonás tipifica a Cristo en Su muerte y resurrección para la propagación de la salvación de Dios a los pecadores, incluso a los gentiles (Mt. 12:39-41). Que Jonás permaneciera dentro de aquel gran pez por tres días y tres noches tipifica el hecho de que Cristo permaneció en el corazón de la tierra por tres días y tres noches (Mt. 12:40 y la nota). Cristo murió y entró en el Hades, en las partes más bajas de la tierra (Hch. 2:27a; Ef. 4:9). Él salió de allí en resurrección (Hch. 2:31-32), y en resurrección Él llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45) para la predicación, la propagación, del evangelio a todas las naciones gentiles, según es visto en el libro de Hechos.
