Dios le ordenó a Josué asignar por heredad incluso la tierra que todavía no habían poseído pues, a Sus ojos, toda la tierra estaba destinada para Israel.
Dios le ordenó a Josué asignar por heredad incluso la tierra que todavía no habían poseído pues, a Sus ojos, toda la tierra estaba destinada para Israel.
Los caps. 13—22 nos muestran la manera detallada de tomar posesión y disfrutar de esta tierra, la cual tipifica al Cristo todo-inclusivo (véase la nota Dt. 8:71). El significado intrínseco de la asignación de la buena tierra es que quienes toman posesión de la tierra son diferentes entre sí. Esto indica que la experiencia que el pueblo de Dios tiene de Cristo, la realidad de la buena tierra (Col. 1:12), no es igual en todos los casos. Debido a que las tribus eran diferentes, en Su sabiduría Dios asignó a las diferentes tribus porciones particulares de tierra conforme a lo que ellas eran (Gn. 49:3-28 y las notas). El tipo de la asignación de la buena tierra se cumple en el hecho de que los creyentes en Cristo, si bien poseen al mismo Cristo, experimentan a este único Cristo de diversas maneras, según lo que ellos sean (Ro. 12:3-4; Ef. 4:7). Cfr. la nota Lv. 1:141 y la nota Lv. 3:12.
Lit., con él recibieron.
Véase la nota Nm. 18:91, la nota Nm. 18:211a y la nota Nm. 18:281.
O, toda Havot-jair (cfr. Nm. 32:41).
Véase la nota Nm. 18:201a.