Conforme a la obra y al ministerio de Cristo, este libro hace un giro en este versículo, un giro de la tierra a los cielos. Hasta el final del cap. 6, lo que se revela principalmente es la obra de Cristo en la tierra, tipificada por el sacerdocio de Aarón. Esa sección contiene la palabra de los comienzos, el fundamento. A partir de este versículo se revela el ministerio de Cristo en los cielos según el orden de Melquisedec. Esta sección contiene la palabra que nos perfecciona, la cual nos revela cómo el Cristo celestial ministra en el tabernáculo celestial. La purificación que Él hace de los pecados es tipificada por la obra de Aarón, mientras que el hecho de que esté sentado a la diestra de la Majestad en las alturas (He. 1:3) corresponde al orden de Melquisedec (Sal. 110:1, 4). Su obra en la cruz, en la tierra, tipificada por la obra de Aarón, nos proporciona el perdón de pecados. Su ministerio en el trono, en los cielos, nos ministra lo necesario para vencer el pecado. Su cruz nos liberó de Egipto; Su trono nos introduce en Canaán. Los creyentes hebreos participaron de Su obra en la cruz. Ahora, tenían que proseguir hasta entrar en el disfrute de Su ministerio desde el trono.