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Capítulos de libros «La Epístola a Los Hebreos»
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  • La palabra griega conlleva el sentido de proceder, brotar.

  • En el Antiguo Testamento, Leví era la tribu de los sacerdotes, y Judá era la tribu de los reyes. El Señor, por ser descendiente de la tribu de Judá, realizó un cambio en el sacerdocio al combinar en una sola tribu el sacerdocio y el reinado (Zac. 6:13), como se manifestó en Melquisedec, quien era tanto sumo sacerdote como rey (v. 1).

  • O, indisoluble. Cristo fue designado Sumo Sacerdote no según la impotente ley de la letra, sino conforme al potente elemento de una vida indestructible, la cual no puede ser disuelta. Esta vida no tiene fin, ya que es la vida eterna, divina e increada, la vida de resurrección, que pasó por la prueba de la muerte y el Hades (Hch. 2:24; Ap. 1:18). Cristo ministra hoy como nuestro Sumo Sacerdote por medio de tal vida. Por lo tanto, Él puede salvarnos por completo (v. 25).

  • El mandamiento o los reglamentos de la ley con respecto al sacerdocio levítico, fue quitado de en medio porque era meramente letra y por lo tanto débil. No estaba relacionado con la vida, sino que era un mandamiento muerto en la letra; y por esto mismo, no traía provecho.

  • Por causa de la debilidad del hombre, la ley no perfeccionó nada (Ro. 8:3).

  • Sobre la posición ocupada por el mandamiento.

  • La mejor esperanza es el sacerdocio de una vida indestructible (v. 16).

  • Lit., ha participado.

  • Éste fue un cambio de la ley de la letra a la ley de vida, según la cual Cristo fue designado Sumo Sacerdote, viviente y perpetuo (v. 16).

  • Es decir, cambiado del orden de Aarón al orden de Melquisedec (v. 11), de la tribu sacerdotal de Leví a la tribu real de Judá (v. 14), y de los hombres al Hijo de Dios (v. 28), quien es tanto el Hijo unigénito como el Hijo primogénito.

  • El enfoque de este libro es el Cristo celestial, y en cuanto a este Cristo, recalca que Él es Sacerdote, no según el orden de Aarón, sino según el orden de Melquisedec. Todos los demás aspectos de Cristo en los capítulos anteriores, tales como el hecho de que sea el Hijo de Dios, el Hijo del Hombre, el Autor de la salvación, el Apóstol y el verdadero Josué, son los requisitos necesarios para que Él sea tal Sacerdote, un Sacerdote que puede ministrarnos todo lo que necesitamos y salvarnos a lo sumo.

  • Esto concuerda con el hecho de que toda la humanidad pecó en Adán, puesto que ésta se hallaba en los lomos de Adán cuando pecó (Ro. 5:12).

  • O, superior, mejor.

  • O, inferior.

  • El hecho de que Melquisedec bendijera a Abraham da testimonio nuevamente de que él es mayor que Abraham (v. 7).

  • El hecho de que Abraham diera el diezmo del botín da testimonio de la grandeza de Melquisedec, quien tipifica a Cristo. Cristo como Sacerdote según el orden de Melquisedec es más grande que los sacerdotes de la tribu de Leví, quienes ofrecieron diezmos a Melquisedec por medio de su padre Abraham (v. 9), puesto que ellos estaban en los lomos de Abraham cuando éste se encontró con Melquisedec (v. 10).

  • Todas las personas importantes mencionadas en Génesis tienen una genealogía, excepto Melquisedec. En los escritos divinos, vemos cómo el Espíritu Santo de manera soberana no dejó constancia del comienzo de los días de Melquisedec ni del final de su vida, para que éste pudiera ser un tipo apropiado de Cristo, Aquel que es eterno, como nuestro perpetuo Sumo Sacerdote. Esto concuerda con la presentación del Hijo de Dios en el Evangelio de Juan. Por ser eterno, el Hijo de Dios no tiene genealogía (Jn. 1:1). No obstante, Cristo, como Hijo del Hombre, sí tiene genealogía (Mt. 1:1-17; Lc. 3:23-38).

  • Al principio de este capítulo tenemos al Rey, y al final tenemos al Hijo de Dios (v. 28), lo cual indica que Cristo como nuestro Sumo Sacerdote es real y divino. Su reinado mantiene un ambiente de justicia y paz a fin de que Él nos ministre al Dios Triuno procesado para nuestro disfrute; Su divinidad como Hijo de Dios lo constituye Sumo Sacerdote viviente y lleno de vida a fin de que pueda continuar ejerciendo Su sacerdocio perpetuamente.

  • Melquisedec significa rey de justicia, y rey de Salem significa rey de paz (v. 2). Cristo, como Rey de justicia (Is. 32:1), hizo que todo estuviese bien con Dios y entre los hombres. La justicia da como resultado la paz (Is. 32:17). Cristo, como Rey de paz (Is. 9:6), hace la paz entre Dios y nosotros, por medio de la justicia, y en esta paz, lleva a cabo el ministerio de Su sacerdocio. Él es el Rey que llega a ser el Sacerdote; así que, Su sacerdocio es un sacerdocio real (1 P. 2:9).

  • La palabra griega significa garantía, garante, patrocinador, y procede de la raíz de la palabra que denota una mano en la cual algo es puesto como garantía, lo cual implica que la garantía, el aval, no puede ser revocado. Cristo no sólo es el consumador del nuevo pacto; Él también es el aval, la garantía, de que todas las cosas de ese pacto serán cumplidas. Cristo es el fiador del mejor pacto con base en el hecho de que Él es el Sumo Sacerdote viviente y perpetuo.

  • O, íntegramente, enteramente, perfectamente, hasta el fin y por la eternidad.

  • Cristo como nuestro Sumo Sacerdote toma nuestro caso intercediendo por nosotros. Él se presenta delante de Dios a nuestro favor y ora por nosotros para que seamos salvos y participemos plenamente en el propósito eterno de Dios.

  • Cristo, en Su ascensión, traspasó los cielos (He. 4:14), así que ahora Él no sólo está en el cielo (He. 9:24), sino que también está por encima de los cielos, mucho más allá de todos los cielos (Ef. 4:10).

  • Conforme a la obra y al ministerio de Cristo, este libro hace un giro en este versículo, un giro de la tierra a los cielos. Hasta el final del cap. 6, lo que se revela principalmente es la obra de Cristo en la tierra, tipificada por el sacerdocio de Aarón. Esa sección contiene la palabra de los comienzos, el fundamento. A partir de este versículo se revela el ministerio de Cristo en los cielos según el orden de Melquisedec. Esta sección contiene la palabra que nos perfecciona, la cual nos revela cómo el Cristo celestial ministra en el tabernáculo celestial. La purificación que Él hace de los pecados es tipificada por la obra de Aarón, mientras que el hecho de que esté sentado a la diestra de la Majestad en las alturas (He. 1:3) corresponde al orden de Melquisedec (Sal. 110:1, 4). Su obra en la cruz, en la tierra, tipificada por la obra de Aarón, nos proporciona el perdón de pecados. Su ministerio en el trono, en los cielos, nos ministra lo necesario para vencer el pecado. Su cruz nos liberó de Egipto; Su trono nos introduce en Canaán. Los creyentes hebreos participaron de Su obra en la cruz. Ahora, tenían que proseguir hasta entrar en el disfrute de Su ministerio desde el trono.

  • Hecho perfecto significa ser completado hasta el último detalle, lo cual implica ser capacitado. Aquí el Hijo de Dios debe de ser no sólo el Hijo unigénito, sino también el Hijo primogénito, quien fue perfeccionado para siempre por medio de Su encarnación, Su vivir humano, Su muerte y Su resurrección. Él fue completamente perfeccionado, y ahora está equipado y capacitado para ser nuestro Sumo Sacerdote divino.

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