Véase la nota Lc. 1:64.

Véase la nota Lc. 1:64.
Cfr. Gá. 3:21 y la nota 1.
Lit., carne de su carne.
O, la castigué por su iniquidad.
La tierra, que representa a Cristo (véase la nota Dt. 8:71), es el suministro que sustenta la existencia del pueblo de Dios y la vida que éste lleva, y es, además, el suministro disfrutado por dicho pueblo. Que la buena tierra vomitase a las personas contaminadas y que no eran santas (vs. 25, 28; 20:22) significa que el Cristo todo-inclusivo, quien es nuestra morada y todo cuanto necesitamos para nuestro disfrute, habrá de vomitarnos expeliéndonos de Su ser y no nos permitirá disfrutarle más (cfr. Ap. 3:16) si somos impropios con relación a Él.
Que los israelitas no vivieran como acostumbraban los egipcios, entre quienes alguna vez vivieron, significa que los creyentes, en cuanto a su pasada manera de vivir, deben despojarse del viejo hombre (Ef. 4:22). Que los israelitas no vivieran como acostumbraban los cananeos, a cuya tierra serían llevados, significa que la conducta y vida que llevan los creyentes después de haber sido salvos no debe conformarse a la vida y conducta de la gente mundana (Ro. 12:2). Que los israelitas tuvieran que llevar una vida santa en conformidad con la santidad de Dios (18:4—20:27) significa que los creyentes deben vestirse del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la realidad (Ef. 4:24).
Los caps. 18—20 de este libro, que tratan sobre el vivir santo del pueblo santo de Dios, corresponden a Ef. 4:17-32; 5:1-14, donde se le exhorta al pueblo santo de Dios a despojarse del viejo hombre y vestirse del nuevo hombre al llevar una vida que sea santa como Dios lo es.