Que una persona no se apartase de sus inmundicias sino que muriese en su inmundicia por haber contaminado la morada de Dios, significa que cuando la persona contaminada con lo que procede de su vida natural aún no se ha apartado de dicha inmundicia, sino que toca a la iglesia contaminando la morada de Dios, esa persona sufrirá muerte (principalmente muerte espiritual). Para ser resguardados de contaminar la iglesia con la inmundicia de nuestra vida natural, debemos permanecer en la muerte de Cristo, en Su resurrección, en Su Espíritu, en Su vida y en Su palabra.