Véase la nota Gn. 6:41a. Debido a que los nefilim, producto de la mixtura de los ángeles caídos con el hombre caído, moraban en la tierra de Canaán, Dios ordenó a los hijos de Israel que conquistasen esta tierra y destruyesen toda criatura viviente allí a fin de que el linaje humano fuese depurado (Dt. 7:1-2).