Nehemías, con la ayuda de Esdras, logró que los cautivos de la nación de Israel que retornaron fuesen plenamente reconstituidos (8:1—13:31). Por consiguiente, Israel llegó a ser una nación especial, una nación santificada y apartada para Dios y que expresaba a Dios. El pensamiento de Dios, las consideraciones de Dios y todo cuanto Dios es, le fue transfundido a Israel, por lo cual ellos llegaron a ser la reproducción de Dios. Como resultado, Israel llegó a ser una nación divina sobre la tierra que expresaba el carácter divino. Ellos fueron reconstituidos tanto personalmente como corporativamente para ser el testimonio de Dios.
El punto central y crucial de los libros de Esdras y Nehemías es el asunto del liderazgo apropiado y adecuado. Lo relatado respecto al liderazgo en los libros de Jueces, 1 y 2de Samuel, 1 y 2 de Reyes y 1 y 2 de Crónicas es, en su mayor parte, bastante oscuro, mientras que lo relatado en Esdras y Nehemías es por completo luminoso. En los libros de Esdras y Nehemías se mencionan tres líderes: Zorobabel, Esdras y Nehemías. Todos ellos fueron excelentes líderes, pero el mejor y quien superó a todos fue Nehemías. Únicamente bajo el liderazgo de personas como Zorobabel, Esdras y Nehemías pudo Israel ser reconstituido para ser el testimonio, la expresión, de Dios sobre la tierra, un pueblo absolutamente diferente de las naciones gentiles. Tal testimonio de Dios tipifica lo que Dios desea que la iglesia sea hoy en día.