Entrar en una maldición significaba que ellos se maldecirían a sí mismos si no guardaban el pacto. Entrar en un juramento significaba que ellos no podían anular el pacto que habían hecho.

Entrar en una maldición significaba que ellos se maldecirían a sí mismos si no guardaban el pacto. Entrar en un juramento significaba que ellos no podían anular el pacto que habían hecho.
Véase la nota Nm. 18:281.