Dios guiaba a Su pueblo de una manera general por medio de la nube y las trompetas (9:15—10:10), pero los conducía de una manera más específica mediante el Arca (vs. 33-36), que tipifica al Cristo crucificado y resucitado quien está en Su resurrección. Por tanto, el único Líder del pueblo de Dios no es hombre alguno (cfr. vs. 29-32), sino el Cristo crucificado y resucitado (Mt. 23:10). Él es el Líder, y Él nos conduce al lugar de reposo apropiado durante la larga y ardua jornada que es la vida cristiana (He. 4:8-9 y las notas).
La dirección provista por el Arca del Pacto indica que Cristo nos conduce fielmente, en conformidad con un pacto. Dios hizo un pacto con Abraham y sus descendientes a fin de introducirlos en la buena tierra (Gn. 17:1-8 cfr. la nota Éx. 23:201a). Con el tiempo, el pacto de Dios fue colocado dentro del Arca; por lo cual, el Arca fue llamada el Arca del Pacto. Por tanto, el Cristo que nos conduce a un lugar de reposo es el Cristo del pacto, el Cristo de la fidelidad de Dios (cfr. 2 Co. 1:19-20).