La novilla, el componente principal del agua para la impureza (v. 9), representa al Cristo redentor. El color rojo representa la semejanza de carne de pecado, cuyo fin es llevar externamente el pecado del hombre. Que la novilla fuese sin defecto significa que si bien Cristo tenía la semejanza de carne de pecado, Él no participaba de la naturaleza pecaminosa (Ro. 8:3 y la nota 3). Que la novilla no tuviese mancha indica que Cristo era perfecto (véase la nota Éx. 12:61a, párr. 1). Que la novilla jamás hubiese estado bajo yugo significa que Cristo jamás fue usado por nadie, especialmente por el enemigo de Dios, Satanás, o para beneficio de éste (cfr. Éx. 12:5 y la nota 1).