Algunos mss. dicen: el Señor.

Algunos mss. dicen: el Señor.
Muchos mss. dicen: Jehová.
Por un lado, Salomón buscaba a Dios; por otro, ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos (vs. 3-4; cfr. Dt. 12:5-14). En el Antiguo Testamento, lugares altos es un término negativo, pues se refiere a los lugares donde los gentiles, los cananeos, adoraban a sus ídolos (Nm. 33:52). En este asunto, Salomón fue insensato y carecía de visión. Véase 1 R. 11:7 y la nota, y 1 R. 12:31-32 y las notas.
Al casarse con la hija del rey de Egipto, Salomón siguió el ejemplo de su padre en cuanto a dar rienda suelta a su concupiscencia para obtener una esposa gentil (2 S. 11). Esto anulaba la separación que debía haber existido entre el pueblo santo de Dios y el pueblo del cosmos satánico, el mundo inicuo. Salomón no fue debidamente regulado ni restringido por la ley de Dios, en la cual Dios mandaba a Israel no unirse en matrimonio a los gentiles, pues ellos harían que Israel adorase ídolos (Éx. 34:16; Dt. 7:3-4; Jos. 23:12-13). Así, Salomón desobedeció a Dios en lo referido a llevar a cabo la economía de Dios, según la cual todos los gentiles idólatras que ocupasen la tierra debían ser destruidos (Dt. 7:2). Además, el matrimonio de Salomón con una egipcia sentaría las bases para que, en el futuro, Salomón cayera en corrupción y ruina (cap. 11; cfr. Gá. 6:7-8).