David era el combatiente más diestro y experimentado, por lo cual podía haberle sido muy útil a Saúl en la destrucción de los filisteos, pero debido al egoísmo de Saúl y su envidia, Saúl no quiso valerse de David para lograr esto sino que, en lugar de ello, le persiguió. Debido a que Saúl quería eliminarlo, David se vio obligado a huir al país que era el más grande enemigo de Israel.