David era una persona que confiaba en Dios y que andaba sujeto a la soberanía de Dios en medio de toda prueba (1 S. 17:36-37; 23:14-16). Cuando fue sometido a pruebas, buscó la dirección de Dios (vs. 6b-10). Él era uno con Dios y se condujo según Dios.