O, Yo, la sabiduría, hago de la prudencia mi morada. En ciertos pasajes de este libro la sabiduría de Dios es personificada (Pr. 1:20; 3:19; 4:5-9; 7:4; 8:1-36; 9:1-11). Esta personificación de la sabiduría de Dios es una referencia al segundo de la Trinidad Divina, Cristo, el Hijo de Dios (1 Co. 1:24; Col. 2:3; Mt. 11:19 y la nota 3), quien fue hecho sabiduría de parte de Dios para todos los creyentes neotestamentarios (1 Co. 1:30).