En este relato luminoso y fragante, Rut tipifica a la iglesia de cuatro maneras. En primer lugar, Rut era una mujer en Adán según la creación de Dios y una moabita (una pecadora, véase la nota Rt. 1:41) según la caída del hombre. Mediante la caída, el hombre creado por Dios se convirtió en un pecador y, por ende, llegó a ser el viejo hombre (Ef. 4:22; Col. 3:9) compuesto de dos partes: una natural (buena) creada por Dios (Gn. 1:27, 31) y otra caída (maligna) corrompida por el pecado (Ro. 5:18-19a). Por ser tanto una persona creada como caída, Rut —en estos dos aspectos— tipifica a la iglesia, antes de su salvación, como hombres según la creación de Dios y pecadores según la caída del hombre, que conforman “nuestro viejo hombre” (Ro. 6:6).
En segundo lugar, Rut —la viuda del difunto esposo— fue redimida por Booz, quien saldó las deudas contraídas por el difunto esposo de Rut a fin de recobrar los derechos que éste tenía sobre sus propiedades (Rt. 4:9-10). En este aspecto Rut tipifica a la iglesia —cuyo viejo hombre es su esposo crucificado (Ro. 7:4a; Rt. 6:6)—, la cual fue redimida por Cristo, quien quitó todo pecado cometido por el viejo hombre a fin de recobrar los derechos que había perdido el hombre natural creado por Dios y caído (Ef. 5:25). El viejo esposo de Rut, Mahlón, tipifica la parte caída de nuestro viejo hombre, y la deuda contraída por él tipifica el pecado cometido por la parte caída de nuestro ser, a causa del cual perdimos los derechos que teníamos como criaturas de Dios. Rut, en calidad de esposa, tipifica nuestro hombre natural, quien fue creado por Dios para ser el complemento de Dios, Su esposa, y quien fue redimido y regenerado para llegar a ser el nuevo hombre que es la esposa de Cristo (Ro. 7:1-4 y las notas). La muerte de Cristo en la cruz destruyó la parte caída de nuestro viejo hombre, redimió la parte creada por Dios y quitó el pecado que cometimos con nuestra parte caída, y así recobró los derechos propios de la parte creada por Dios.
En tercer lugar, Rut, después de ser redimida por Booz, se convirtió en su nueva esposa (Rt. 4:13); como tal, ella tipifica a la iglesia en el sentido de que, después de ser salva, ella llegó a ser el complemento de Cristo en la unión orgánica con Él mediante la regeneración del hombre natural de la iglesia (Jn. 3:6, 29a; Ro. 7:4b). Cuando Rut se casó con Booz, ella fue redimida de toda deuda y se convirtió en su nueva esposa con miras a producir los herederos necesarios. En el cumplimiento de este tipo, Cristo, nuestro nuevo Marido, murió para redimirnos y saldar toda deuda causada por los pecados de nuestro viejo hombre. Luego, en resurrección, Él, como Espíritu vivificante (1 Co. 15:45), nos regeneró para hacer de nosotros una nueva creación (2 Co. 5:17) unida a Él en matrimonio. Después de ser redimido y regenerado, nuestro hombre natural —a excepción de nuestra parte caída— se convierte en nuestro nuevo hombre (Ef. 4:24) y toma a Cristo como su nuevo Marido en la unión orgánica y divina con Él. Ahora, en esta unión orgánica entre Cristo y nosotros, podemos dar a luz a Cristo y hacer que Él sea propagado al ministrarlo universalmente a todo hombre para que se obtenga el aumento de Cristo (Jn. 3:30).
En cuarto lugar, Rut (una pecadora gentil) fue unida a Booz para tener parte en la herencia de los elegidos de Dios; esto tipifica que los pecadores gentiles —quienes fueron redimidos y regenerados (los principales constituyentes de la iglesia)— han sido unidos a Cristo a fin de tener parte en la herencia de la promesa de Dios (Ef. 3:6).