La salvación rica y plena provista por Dios es una copa, una porción, que nos fue dada, y la manera de beber de esta copa y participar de esta salvación consiste en invocar el nombre del Señor (vs. 2, 4, 13, 17; Gn. 4:26; Is. 12:2-4; Hch. 2:21; Ro. 10:12-13).
