Los salmos 140—145 son las oraciones finales de David. Estos salmos no contienen grandes temas ni asuntos importantes, pero por ser las oraciones de David (especialmente en los vs. 6-7; 141:3, 5; 142:3, 5; 143:2, 6, 8-10 y Sal. 144:1-2, 5, 12-15), están llenos de expresiones que reflejan su intimidad con Dios. Sin embargo, al igual que algunos salmos que David escribió más temprano en su vida, cuatro de estos seis salmos también están llenos del principio del bien y del mal (vs. 9-13; 141:10; 143:12; 145:20). Véase la nota Sal. 7:31.
