O, un (mero) soplo. Así también en el v. 11. En este salmo, el Señor llevó a David a comprender que él era nada y sólo vanidad. Nuestra comprensión de que nos encontramos en una condición pecaminosa (Sal. 38) y en una situación de vanidad abre el camino para que Cristo nos crucifique y entre en nuestro ser a fin de reemplazarnos al vivir Él por medio de nosotros y al hacer que, en unión orgánica con Él, vivamos juntamente con Él, tal como Pablo lo expresó en Gá. 2:20. Éste es el concepto divino de Dios en conformidad con la revelación divina del Nuevo Testamento.