O, Júzgame. Es probable que los salmos 42 y 43 originalmente fueran compuestos como un solo salmo.
O, Júzgame. Es probable que los salmos 42 y 43 originalmente fueran compuestos como un solo salmo.
La luz y la verdad (la realidad) no son dos cosas separadas, sino dos aspectos de una misma cosa. La verdad es el resplandor de la luz, y la luz es la fuente de la verdad (1 Jn. 1:5-6 y la nota 1 Jn. 1:66, párr. final). Cuando la luz resplandece en nuestro ser, recibimos la verdad, la realidad, y cuando vamos a Dios en comunión, estamos en la luz. Según este versículo, la luz divina y la verdad divina conducen a los santos de Dios que se encuentran cautivos al monte santo de Dios y a Sus tabernáculos, que tipifican las iglesias locales. Tanto la luz como la verdad están en la iglesia (1 Ti. 3:15).
Los salmistas que escribieron los salmos 42—44 eran personas que amaban a Dios en su cautiverio (Sal. 42:6). Ellos anhelaban a Dios, tenían sed de Él (Sal. 42:1-2) y deseaban retornar a Jerusalén para subir al monte Sion a fin de llegar al altar. Entonces ellos podrían entrar en el templo para reunirse con Dios, su supremo gozo. Es por esto que ellos oraron pidiéndole a Dios que les diera la luz y la verdad (v. 3) a fin de saber cómo ser liberados de su cautiverio y retornar a la morada de Dios.