David ensalzó y exaltó grandemente la ley y sabía que Dios no se complace en la maldad, sino que aborrece toda iniquidad; no obstante, él conspiró en contra de Urías, lo asesinó y le robó su esposa (2 S. 11), con lo cual quebrantó todos los últimos cinco mandamientos de la ley. Esto demuestra que la ley y el conocimiento de la ley no traen provecho alguno.