El hecho de que la exaltación no viene del oriente, ni del occidente ni del sur, indica que viene del norte, o sea, de Dios, quien mora en el norte (cfr. Is. 14:13-14; Ez. 1:4; Sal. 48:2); más aún, esto indica que Cristo, como Juez (véase la nota Sal. 75:14), es único. La exaltación no debe venir de ninguna otra dirección que no sea el lugar donde Él mora. Por tanto, es a Él a quien se debe dar la preeminencia (Col. 1:18).