Representa a Satanás, quien es el adversario de Dios dentro del reino de Dios, Su enemigo fuera del reino de Dios y el vengador que recorre toda la tierra (cfr. Job 1:7; 1 P. 5:8). Sobre los cielos está el esplendor de Dios, y en la tierra está el excelente nombre de Jesús; pero entre la tierra y los cielos está el adversario, el enemigo y el vengador (Ef. 2:2; 6:12). El Señor detiene a estas tres clases de personas negativas al establecer la fortaleza y perfeccionar la alabanza procedente de las bocas de los niños y de los que maman, esto es, los más jóvenes, pequeños y débiles. En este salmo, la alabanza perfeccionada incluye la alabanza por la gloria del Señor sobre los cielos, por Su excelencia en toda la tierra (v. 1), así como por Su encarnación, vivir humano, muerte, resurrección, ascensión y por Su reino venidero (vs. 4-8). Alabar al Señor de tal manera perfeccionada requiere fortaleza. La consumación más elevada de la obra que el Señor realiza en Su redención consiste en fortalecer a los más débiles y pequeños así como en perfeccionar la alabanza que ellos ofrecen con sus bocas.