En 2 Cr. 11:5-23; 13:1-21; 14:6-15; 15:1-15; 17:1-19; 19:1-11; 20:1-30; 21:12-18; 24:14-24; 25:5-16; 26:6-21; 28:8-15; 29:3-36; 30:1-27; 31:1-21; 32:1-8; 33:11-17; 34:3-7 se nos presenta un suplemento a la historia de doce de los reyes de Judá, el cual aporta detalles que no se hallan en otros pasajes sobre cómo Dios trató con dichos reyes y sobre las razones por las cuales Dios trató con ellos de tal manera. En este suplemento no se incluye a ninguno de los reyes de Israel debido a que todos estos reyes habían abandonado el terreno apropiado, el terreno de Jerusalén (1 R. 12:25-33), así como la fe fundamental dada por Dios mediante Moisés. Por tanto, Dios los abandonó debido a su apostasía. A diferencia de los reyes de Israel, los reyes de Judá permanecieron en el terreno propio de la unidad del pueblo escogido de Dios y mantuvieron la unidad en conformidad con la enseñanza fundamental de Moisés (2 Cr. 13:4-11). Véase la nota Mt. 1:71a, párr. 2.