Dios es grande, pero también se preocupa por todos los detalles de la vida que lleva Su pueblo. En principio, no ser rectos en algo, ya sea esto algo grande o pequeño, es muy grave. Que Josafat fuese reprendido por el vidente Jehú a causa de haber ayudado a Acab, el perverso rey de Israel (vs. 1-3 cfr. cap. 18), indica que, según el relato concerniente a los reyes de Judá, Dios consideró todos y cada uno de los detalles de la conducta de ellos, aun los más pequeños, como motivo suficiente para disciplinarlos. Cfr. la nota 2 Cr. 16:121, párr. 2.