Ezequías envió cartas no solamente a los de Judá, sino también a todo Israel, a fin de mantener la unidad del pueblo elegido de Dios (vs. 1, 6a). Él pidió a todo el pueblo de Israel y Judá que viniera a Jerusalén, donde estaba la casa de Dios, para celebrar allí la Pascua a fin de recordarles que debían mantener un solo y único terreno para la adoración a Dios ofrecida por todo Israel (v. 1b; cfr. Dt. 12:5, 11, 13-14). Ezequías comprendía que mantener un solo y único terreno agradaba al corazón de Dios.