En la restauración, los gentiles acudirán a Israel para suplicar el favor, la gracia, de Jehová, y los hijos de Israel serán sacerdotes para ellos (vs. 20-23; Is. 2:2-3; 61:6). Después que los judíos sean salvos al retorno del Señor (Zac. 12:10; Ro. 11:26-27), ellos se convertirán en sacerdotes que enseñarán a todas las naciones arrepentidas. Para entonces, toda la nación de Israel constituirá un sacerdocio, con lo cual cumplirá la intención original de Dios expresada en Éx. 19:6. Ellos enseñarán a los gentiles, las naciones, a conocer el camino de Dios y la persona de Dios; además, les enseñarán a adorar y servir a Dios. En calidad de sacerdotes, ellos conducirán a las naciones a la presencia de Dios a fin de que ellas sean iluminadas, corregidas y favorecidas con todas las riquezas de Dios. La profecía en los vs. 20-23 representó una palabra de aliento dada a los hijos de Israel. Véase la nota Is. 2:32.