Moisés permaneció en Madián cuarenta años (Hch. 7:30). Dios usó los primeros cuarenta años de su vida para edificar un hombre que era fuerte en su vida natural (Hch. 7:22; vs. 11-13). Después Dios, a fin de despojar a Moisés de su capacidad natural, dispuso que él laborase como pastor en la tierra de Madián por otros cuarenta años (Éx. 3:1). La obra de Dios para perfeccionar a Moisés hizo de él un vaso útil para el propósito de Dios.
Según Éxodo, nuestra utilidad para Dios está relacionada con que edifiquemos Su morada y combatamos por Sus intereses en la tierra. Los capítulos 1 y 2 muestran que la vida útil para Dios en estos asuntos es aquélla representada por la vida femenina. En la Biblia el varón representa una vida independiente, mientras que la mujer representa una vida dependiente de Dios (cfr. Lc. 1:26-38). El único varón es Dios en Cristo; únicamente Él posee una vida independiente. En lo referido a la relación entre Dios y todo Su pueblo, tanto los varones como las mujeres son considerados “mujeres”, quienes conforman Su esposa (Is. 54:5; Jn. 3:29); como tales, tienen que llevar una vida que dependa de Él para todo y que esté sujeta a Su autoridad como Cabeza (Jn. 15:5; 1 Co. 11:3). A los cuarenta años de edad Moisés llevaba una vida independiente, tomando la posición de un “varón” delante de Dios al valerse de su fuerza natural para matar a un egipcio (vs. 11-12). En su segundo período de cuarenta años de vida, Moisés fue adiestrado por Dios a no poner su confianza en su vida natural; y en su tercer período de cuarenta años de vida, él llevó la vida de una “mujer”, una vida totalmente dependiente de Dios. Ésta es la vida que Dios puede usar para cumplir Su propósito.