Lit., rostro. En los vs. 12-17 Moisés negoció con Dios para que Su presencia fuese con él y con el pueblo. La presencia de Dios equivale a Su camino, al “mapa” que muestra a Su pueblo el camino que debe tomar (cfr. Jn. 14:6 y la nota 1; He. 11:8 y la nota). Los hijos de Israel tenían la presencia de Dios en un grado muy limitado, pues se hallaban alejados del corazón de Dios (cfr. Is. 29:13). Moisés, sin embargo, era una persona muy cercana al corazón de Dios e, incluso, una persona según el corazón de Dios. Por tanto, él disfrutaba plenamente de la presencia de Dios.
