Aquí el Ángel es Cristo (véase la nota Éx. 14:191a).
Aquí el Ángel es Cristo (véase la nota Éx. 14:191a).
Lit., sabré.
Como resultado de la labor de Moisés en calidad de mediador entre Dios y los hijos de Israel, la ira de Dios fue aplacada, y el pueblo se arrepintió y desistió de embellecerse a sí mismo (véase la nota Éx. 32:21; cfr. Gn. 35:1-4).
Puesto que Moisés conocía el corazón de Dios, comprendió que ni él ni Dios podían permanecer en medio del pueblo, pues el campamento se hizo idólatra. Por tanto, él movió su tienda fuera del campamento. Esta tienda se convirtió en la tienda de reunión, donde Dios podía reunirse con los que le buscaban y hablarles. Vemos el cumplimiento de este tipo en He. 13:12-13 (véanse las notas allí).
Un compañero es más que un amigo, pues es un colega, un socio, con quien se comparte un interés común y una empresa común. Si bien Abraham era amigo de Dios (2 Cr. 20:7; Is. 41:8; Jac. 2:23), Moisés era compañero de Dios, un socio en la gran empresa de Dios. Sólo una persona como Moisés —que conocía el corazón de Dios y hacía todo conforme a dicho corazón— podía ser un compañero de Dios, que compartía con Él un mismo interés y podía ser usado por Él para llevar adelante Su empresa aquí en la tierra.
Lit., rostro. En los vs. 12-17 Moisés negoció con Dios para que Su presencia fuese con él y con el pueblo. La presencia de Dios equivale a Su camino, al “mapa” que muestra a Su pueblo el camino que debe tomar (cfr. Jn. 14:6 y la nota 1; He. 11:8 y la nota). Los hijos de Israel tenían la presencia de Dios en un grado muy limitado, pues se hallaban alejados del corazón de Dios (cfr. Is. 29:13). Moisés, sin embargo, era una persona muy cercana al corazón de Dios e, incluso, una persona según el corazón de Dios. Por tanto, él disfrutaba plenamente de la presencia de Dios.
La gloria de Dios es Su expresión: Dios mismo expresado.
Cristo es la roca hendida, la roca imperecedera que fue hendida por causa nuestra (véase Éx. 17:6 y las notas). Sólo en el Cristo crucificado podemos ver a Dios (cfr. Mt. 5:8; Ap. 22:4).