Éxodo 18 nos presenta un tipo, un cuadro, del reino de Dios, en el cual el tabernáculo, la morada de Dios, fue edificado. El hecho de que se nos presente este cuadro después de la guerra contra Amalec significa que cuando la carne como enemigo de Dios ha sido derrotada, de inmediato es introducido el reino con el reinado (cfr. Gá. 5:17-25), y la iglesia como Cuerpo de Cristo es edificada (cfr. 1 R. caps. 1—8). A fin de hacer realidad el reino juntamente con la edificación de la iglesia, tenemos que repudiar completamente la carne, tanto en sus aspectos buenos como malos (cfr. Fil. 3:3-10). Saúl perdió el reinado porque no destruyó por completo a Amalec, sino que conservó lo mejor de aquello destinado a destrucción (1 S. 15 y las notas).
Según la secuencia histórica, los eventos descritos en el cap. 18 tuvieron lugar después de la edificación del tabernáculo y poco antes de que los hijos de Israel iniciaran su travesía, con el tabernáculo, hacia la buena tierra (Dt. 1:6-18). Por inspiración divina, Moisés insertó estos eventos después del cap. 17 para mostrar que, en nuestra experiencia de la salvación completa de Dios, el reino viene después que el pueblo de Dios haya sido liberado de Satanás (Faraón) y del mundo (Egipto), y después que la carne (Amalec) haya sido derrotada y subyugada. Después de la derrota de Amalec, es necesario el reino como la esfera, el ámbito, para la edificación de la morada de Dios en la tierra.