En los vs. 1-6 encontramos muchos detalles relacionados con el octavo mandamiento, que prohíbe hurtar (Éx. 20:15). Hurtar significa que el hombre caído, al igual que Satanás, no está satisfecho con lo dispuesto soberanamente por Dios, sino que procura obtener viles ganancias transgrediendo las normas de Dios (Is. 14:12-14; cfr. 1 Co. 7:17, 20-24; 1 Ti. 6:6-10).