David es un tipo de Cristo, el Rey. El tabernáculo de David es el reino de David y la familia real de David. Ese reino, esa familia real, cayó cuando Nabucodonosor vino a llevar cautiva a la nación de Israel, devastar su tierra, quemar su ciudad, destruir el templo y llevar cautivo al rey (2 R. 25:1-21). En la profecía de Amós, Dios prometió que cierto día el reino de David y la familia de David serían restaurados y que todas las naciones serían llamadas por el nombre de Jehová. Esta profecía indica que Cristo regresará para ser el verdadero David (Is. 9:7; 16:5; Jer. 30:9; Ez. 34:23-24; 37:24-25; Os. 3:5) y que Él reedificará, o sea, restaurará, el reino de Su antepasado David con miras a la restauración del universo entero. En aquel tiempo, el reino de David llegará a ser el reino de Cristo y de Dios por la eternidad (Ap. 11:15). En el reino restaurado todas las naciones serán llamadas por el nombre de Jehová, esto es, todas las naciones pertenecerán a Dios. La profecía de Amós en los vs. 11-12 fue citada por Jacobo en Hch. 15:16-18 para confirmar la ida de Pedro y Pablo a los gentiles, puesto que en la restauración todos los gentiles se convertirán en el pueblo de Dios, tal como lo son los judíos.