El Señor había dejado el judaísmo y se había ido a un lugar a partir del cual podía seguir hacia Betania, que era una representación en miniatura de la iglesia.
El Señor había dejado el judaísmo y se había ido a un lugar a partir del cual podía seguir hacia Betania, que era una representación en miniatura de la iglesia.
En los ocho casos anteriores, hallados en los caps. 3—10, la religión era lo que más estorbaba y se oponía a la vida. Aquí, fuera de la religión y sobre un nuevo terreno, la vida iba a resucitar un muerto. Aquí la vida ya no se enfrentaba con la religión y sus ritos, sino que fue estorbada por muchas opiniones humanas: las opiniones de los discípulos (vs. 8-16), la opinión de Marta (vs. 21-28), la opinión de María (vs. 32-33), la opinión de los judíos (vs. 36-38), y nuevamente la opinión de Marta (vs. 39-40). Las opiniones, que proceden del conocimiento, pertenecen al árbol del conocimiento, pero aquí el Señor verdaderamente es el árbol de la vida que el hombre puede disfrutar.
Lit., será salvo.
Cuando el Señor salva, Él no solamente sana a los enfermos, sino que también da vida a los muertos. Fue por esto que Él permaneció dos días donde estaba, hasta que el enfermo hubiera muerto (v. 6). El Señor no reforma ni controla al hombre; Él lo regenera y lo levanta de la muerte. Por lo tanto, el primero de los nueve casos, hallados en los caps. 3—11, fue un caso de regeneración, y el último fue un caso de resurrección, lo cual revela que todos los aspectos de Cristo como vida para nosotros, según se revela en los demás casos, corresponden al principio de la regeneración y la resurrección. Este último caso es el verdadero cambio de muerte a vida.
Es decir, Gemelo.
Es decir, unos tres kilómetros.
El Señor le dijo a Marta: “Tu hermano resucitará” (v. 23). Esto significa que el Señor le levantaría inmediatamente; pero Marta interpretó esta palabra del Señor posponiendo así la resurrección actual para el día postrero. ¡Qué interpretación de la palabra divina! El conocimiento parcial de la enseñanza fundamental es realmente destructivo e impide que la gente disfrute hoy de la vida de resurrección del Señor.
ACERCA DE LA PREPOSICIÓN GRIEGA EIΣ
Dada la dificultad en traducir la preposición griega εις, hemos usado la preposición en acompañada de un asterisco (*en).
En cuanto al uso de la preposición griega en el Nuevo Testamento, véase Mt. 28:19, nota 4; Jn. 3:16, nota 2; Hch. 2:38, nota 3, punto 2; 1 Co. 1:2, nota 5; 1 Co. 6:17, nota 1; Gá. 3:27, nota 1 y Fil. 1:29, nota 1.
ACERCA DE LA PREPOSICIÓN GRIEGA EIΣ
Dada la dificultad en traducir la preposición griega εις, hemos usado la preposición en acompañada de un asterisco (*en).
En cuanto al uso de la preposición griega en el Nuevo Testamento, véase Mt. 28:19, nota 4; Jn. 3:16, nota 2; Hch. 2:38, nota 3, punto 2; 1 Co. 1:2, nota 5; 1 Co. 6:17, nota 1; Gá. 3:27, nota 1 y Fil. 1:29, nota 1.
El Señor le dijo a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida” y le preguntó: “¿Crees esto?”. Ella respondió: “Sí, Señor; yo he creído que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios”. Su respuesta no contestó la pregunta del Señor. Su conocimiento viejo y absorbente le cubrió los ojos, y le impidió entender la nueva palabra del Señor. El viejo conocimiento del hombre y sus viejas opiniones son velos que le impiden conocer claramente la nueva revelación del Señor.
Es posible que esto haya sido la opinión de Marta y no el mandato del Señor.
Lit., lamentarse.
Lit., lamentándose.
El hecho de que quitaran la piedra y desataran a Lázaro muestra la sumisión de ellos a la vida de resurrección y su cooperación con ésta.
Véase la nota Jn. 1:61
ACERCA DE LA PREPOSICIÓN GRIEGA EIΣ
Dada la dificultad en traducir la preposición griega εις, hemos usado la preposición en acompañada de un asterisco (*en).
En cuanto al uso de la preposición griega en el Nuevo Testamento, véase Mt. 28:19, nota 4; Jn. 3:16, nota 2; Hch. 2:38, nota 3, punto 2; 1 Co. 1:2, nota 5; 1 Co. 6:17, nota 1; Gá. 3:27, nota 1 y Fil. 1:29, nota 1.
ACERCA DE LA PREPOSICIÓN GRIEGA EIΣ
Dada la dificultad en traducir la preposición griega εις, hemos usado la preposición en acompañada de un asterisco (*en).
En cuanto al uso de la preposición griega en el Nuevo Testamento, véase Mt. 28:19, nota 4; Jn. 3:16, nota 2; Hch. 2:38, nota 3, punto 2; 1 Co. 1:2, nota 5; 1 Co. 6:17, nota 1; Gá. 3:27, nota 1 y Fil. 1:29, nota 1.
La frase congregar en uno a los hijos de Dios, usada en este capítulo, implica que no solamente la muerte del Señor, sino también Su vida de resurrección tiene como fin la edificación de los hijos de Dios. El Señor liberó Su vida por medio de Su muerte, para poder impartir Su vida en quienes creen en Él. Esta vida es experimentada por nosotros en la esfera de Su resurrección. En la resurrección del Señor crecemos juntamente hasta ser uno mediante Su vida para ser Su Cuerpo.