Dios había encargado a los hijos de Israel no mezclarse en matrimonio con los pueblos de la tierra después de entrar en la buena tierra (v. 12; Dt. 7:1-6). En tiempos de Esdras no sólo la gente común, sino incluso los sacerdotes y levitas tenían esposas extranjeras (v. 1). Esdras confesó que a causa de haber tomado esposas extranjeras, Israel había menospreciado y desatendido el derecho que tenía a disfrutar de la buena tierra y, como resultado, Dios los había entregado al cautiverio (vs. 7, 10-15). Cfr. la nota 1 R. 3:11a, la nota 2 Co. 6:142 y la nota 2 Co. 6:143b.