En la Biblia, Egipto es una nación que no depende de Dios sino de sus propios recursos. Además, los egipcios, valiéndose de su propia sabiduría, desarrollaron sus recursos naturales a fin de hacerse ricos y tener suficiente suministro. Cuando el pueblo de Israel carecía de alimentos, descendía a Egipto (Gn. 12:10; 42:1-3). Por tanto, Egipto representa a las personas que, en independencia de Dios, buscan las riquezas de este mundo desarrollando sus propios recursos a fin de ser ricos en suministro y ser una fuente de suministro para otros. En tiempos de Ezequiel, Israel se volvió a Egipto y se apoyó en Egipto, confiando en Egipto como quien confía en un cayado. Pero el Señor dijo que Egipto era un cayado de caña, fácil de quebrar (vs. 6-7).